Capítulo 5 | Madre Nonna.

2K 160 15
                                    

— ¡Adam, sal de aquí! Ve con mamá— escucho a lo lejos la voz de un hombre.

Veo fuego, mucho fuego y humo. Casi no puedo respirar, siento que voy a morir aquí. La madera incendiada cae a montón y temo que pronto me pueda cubrir, apagando mi única oportunidad de seguir con vida.

¡Adam sal de aquí! Nosotros estaremos bien— sigo escuchando la voz de un hombre, aunque no veo de dónde proviene por el fuego que hay— ¡Adam sal!— sigue gritándome esa voz— ¡Adam!

— ¡Adam, despierta!— escucho un grito que me despierta y hace que me levante de golpe, sudando y con la respiración agitada.

¿Nosotros?

Asustado, aún por el sueño que acabo de tener, miro hacia la izquierda y veo que es Thomas la persona que me acaba de despertar de esa terrible pesadilla.

— ¿Estás bien?— pregunta preocupado—. Estabas gritando y te ves asustado.

— Sí, solo fue una pesadilla— trato calmarme un poco.

— Debió de ser muy fea como para que gritaras.

— Lo fue — afirmé.

Tardo unos segundos en recomponerme en mi cama. Y cuando ya estoy totalmente calmado, me puedo dar cuenta de algo.

— ¿Cómo entraste?— cuestiono algo confundido a Thomas—. O no, espera. Esa pregunta no es tan relevante en este momento— lo señalo con mi mano—, ¿Cómo sabes dónde vivo? Y espero una respuesta no acosadora.

Después de la clase de dibujo y de tratar de devolverle, sin éxito alguno, el gran dibujo a Daniela para tratar también de darle una explicación a mi trabajo fatal de espía, las clases terminaron y volví con normalidad a mi casa para escuchar música con mis audífonos hasta quedarme dormido sin preocupaciones, algo que evidentemente tampoco logré.

Y hagamos énfasis en que volví a mi casa sin que un Thomas me persiguiera.

— El pueblo no es tan grande como parece ¿Sabes? No es tan difícil conseguir a una familia de dos personas que acaba de mudarse— explica mientras se sienta en la silla del computador—. Y sobre cómo entré... Ya que no abrías la puerta, y créeme que grité mucho, y no tenía tu número celular, trepé hasta llegar a la ventana de ésta habitación, la abrí fácilmente y me adentré a ella— hizo una mímica extraña con las manos.

Es algo evidente el hecho de que no abrieran la puerta, ya que yo soy la única persona que se encuentra aquí. Mamá está en su nuevo empleo; Médico Cirujana en la única clínica del pueblo. O algo así me escribió por mensaje. En realidad se fue antes de que yo llegara a la casa, dándome unas muy estrictas normas de que mi comida me la había dejado en el microondas para que no intentara hacer un almuerzo que llegara a quemar la casa.

Que exagerada.

— Ahí fue cuando te escuché gritar dormido, te quité los audífonos y te desperté— prosigue Thomas—. Lo que me intriga es, ¿Qué soñabas?

— No tengo idea— admito—. Sólo sé que no podía respirar y algo de madera quemada caía a mí alrededor.

Traté de forzar un poco de memoria, pero en realidad no pensaba en algo más que aquella vez que nuestra antigua casa se incendió. Pero eso es imposible en muchas formas, no recuerdo nada del suceso y es la primera vez que eso me pasa. Tal vez debería de ignorarlo, ya que los sueños generalmente muestran cosas imposibles.

— ¿Qué hora es?— pregunté perdido en el espacio-tiempo.

— Las dos treinta de la tarde— responde mirando su celular.

Prometo encontrarme © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora