Capitulo 1: "Trabajo"

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Narra Lynn.

"Pobrecita"

(Se lo merece)

"Siento lástima por ella"

(Que fastidiosa)

"No te preocupes, estamos contigo"

(Eres una molestia, resuelve tus problemas sola)

Desde que tengo memoria, cada cosa que escucho- con la poca audición que tengo- de las personas hacia mi, me he dado cuenta que hay otro significado en sus palabras. Siempre habia una mentira. Todavía hay mentiras el lo que me dicen. Podía ver su odio hacia mi, la molestia que tenían al verme, lo alejada que me querían de ellos. Esos pensamientos de querer deshacerse de mi.

Desde entonces, poco a poco me fui cerrando, me volví fría, solitaria y sobretodo perdí mi felicidad. Deje de hablar con mis compañeros, poco a poco me fui alejando de ellos, los ignoraba, los miraba de una mala manera. Comenzaron a pensar mal de mi, mís calificaciones comenzaron a bajar, mis padres discutían más por mi culpa, los gastos de mís tratamientos, mi escuela, la casa. Ellos creen que soy una decepción. Los momentos "felices" de mi vida se fueron desvaneciendo lentamente...convirtiendome en la persona sin felicidad que ahora soy.

—Lo siento no te vi— se disculpa con una pequeña risa en los labios Lauren. Obviamente le parece divertido el haber chocado conmigo haciendo que tire mis libretas al suelo. Y para peor, ocupa el típico chiste para remarcar mi estatura.

La miro sin expresión alguna, me inclino al suelo y recojo mis cosas. Me levantó y me voy sin decir algo.

Mientras camino por los pasillos de esta estúpida escuela, toca el timbre de salida. Hora del desorden.

Remuevo el cabello negro de mi oreja y apagó el aparato para oír. Veo como todos los alumnos salen rápidamente de sus salones como si apenas hubieran salido de una cárcel. Lo cual es cierto. Observo a mi alrededor mientras camino.

Grupos de amigos, frikis, los típicos chicos guapos, las chicas operadas de la escuela, personas comunes y corrientes. Típico en una escuela. Un lugar donde puede haber felicidad si la sabes encontrar.

No para mi.

Todos gritan, rien, hablan entre ellos con una sonrisa. Nada de eso puedo escucharlo ahora, y es un alivio. Me es fastidioso oír la felicidad de la gente.

Mejor salgo de aquí.

Salgo de la escuela y me dirijo a mi casa. Al llegar, antes de entrar, enciendo mi aparato y entro.

—¡Nisiquiera te procupas por tu familia! ¡eres igual a tu hija!— oigo los gritos de mi madre viniendo de la sala. Parece que esta volviendo a pelear con mi papá.

Antes de que se den cuenta de que estoy en casa, subo las escaleras a mi cuarto. No es muy colorido, es de un tenue color cakie. Y solo tiene lo básico, una cama, un ropero, una mesa donde hacer mis tareas, cajones. El cuarto mas deprimiente que podrán conocer.

Dejo mi mochila sobre mi cama. Me quedo mirando fijamente mi cama cuando todo comienza a verse borroso frente a mi, siento las gotas resbalar por mis mejillas y como mi labio comienza a temblar.

Otra vez estoy llorando.

¿Porque soy así? ¿porque nunca puedo decir lo que en realidad siento? Todo mundo piensa que sabe como me siento, por ser sorda.

El hecho es que solo yo se como siento, los demás solo creen saberlo.

¿Cuando podre ser honesta?

Doy un largo suspiro, limpio mis lagrimas y veo la hora en mi reloj de pared.

3:32 pm.

—Sera mejor que vaya a trabajar.

Bajo las escaleras sin hacer ruido y salgo de mi casa directo a ese restaurante en el que lamentablemente tengo que trabajar.

—Buenas tardes Jefa— saludo a mi jefa quien esta cruzada de brazos frente a mi.

—Diez minutos tarde ¿cual es tu excusa?— dice en ese tono amenazante tan característico de ella.

—¿Acaso hay alguna necesidad de decirsela? Aun así me regañara— contesto sería.

—Cambia esa actitud con tu jefa— me señala molesta— Ahora ve a cambiarte rápido.

Paso a su lado sin decir nada.

En situaciones como esta me encantaría apagar mi aparato pero es una restaurante, necesitó pedir las ordenes y escucharlos. Incluso a la jefa.

Me pongo el ridículo uniforme del restaurante que consiste en una camisa blanca de botones y una falda entubada. Mis zapatos bajos y dejo mi largo pelo negro suelto para ocultar mi aparato. Me miro en el espejo y solo veo a una chica de ojos claros, cabello oscuro, ni con un solo brillos en su mirada. Me veo a mi.

Como sea...

Parezco alguna clase de secretaria. Pero bajita.

Salgo de los vestuarios, tomo mi libreta para tomar las ordenes y voy a la primera mesa con clientes que veo.

—¿Que les gustaría pedir?— preguntó alzando mi libreta de mi mano izquiera y mi lapicero en la derecha.

—Nos gustaría el especial para parejas— contesta el chico con una sonrisa mientras toma la mano de su novia.

—Ahora se lo traemos— me retiró de ahí— Un especial de parejas, Devon— le digo.

—Va para haya...— me inspecciona— ¿No hay sonrisa?

Ruedo mis ojos.

—¿Otra vez con eso?

—Solo una— hace un puchero con esos rosados labios que hacen suspirar a cualquier chica. Y el lo sabe. Pero a mi no me causa ese efecto.

Si, es un chico muy guapo, con esos dientes blancos bien alineados, sus pelo castaño alborotado, su sonrisa, sus manos, sus ojos, su perfil...

Ok, lo admito, puede que me guste un poco pero no es como si fuera el amor de mi vida. Comenzó a gustarme desde que hablamos por primera vez. Creí que habia encontrado al menos a alguien con quien conocer la felicidad pero eso se derrumbo cuando supe que ya tenia alguien que le gustaba. Jamas la he visto. Pero me ha dicho que cuando la conocio quedo flechado.

La oportunidad de tener felicidad se alejo de mi.

—Los clientes esperan— contestó fría y sin expresión.

—Algun día te haré sonreír. Esa es mi meta— levanta un puño al aire.

—La orden— lo ignoró.

Chasquea la lengua y me entrega la orden. Voy a la mesa y la pongo sobre esta. La pareja intercambia miradas sonrientes.

¿Porque están tan felices? Solo es comida. Puedes comerla solo y sera exactamente igual. No se para que existe esa tonta orden para parejas.

—¡Oye, Odell!— me llama mi jefa.

Voy a donde ella esta. La miro directamente a los ojos y esta me imita. Como si estuviéramos haciendo un combate de miradas.

—Necesito que pongas esto en la entrada— me entrega un letrero pequeño. Lo tomó algo confundida y leo lo que dice.

"Se busca trabajador de medio tiempo"

—¿Y esto?

—Lo que vez, este lugar cada vez tiene mas clientes y necesitamos ayuda— se cruza de brazos.

—Pero...

—Deja de hablar y haz lo que te dije— me ordena. Se da media vuelta sobre sus escandalosos tacones y se va a la cocina.

—Que pérdida de tiempo— suspiro antes de ir a la entrada y poner en letrero.

Haber que clase de persona viene por el trabajo.

Kiss MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora