Sombras.

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Vivimos en un mundo donde lo que mas importa es quien eres, cuanto dinero tienes, de donde vienes.
Y solo unos cuantos tienen la fortuna de saber que hay algo mas que eso.
Algo que no distinguimos a simple vista, pero si lo podemos sentir y si ellos nos eligen, también los podemos ver.

Y a mis apenas 10 años, así es como me sentía yo, me sentía elegido, me sentía especial.
No me interesaba jugar como los otros niños de la primaria, no me gustaba el fútbol como a todos para que me entiendan. 

Yo solo pensaba en salir de clases para llegar a la casa, ver Scooby Doo o alguna película de miedo y jugar a la Ouija. Mis únicos amigos eran mis vecinos. Ellos si me entendían, aunque no creían mucho en eso de la Ouija, pero les gustaba que les contara mis anécdotas.

Después de lo que sucedió con Tony en casa de Mama Lala, el no volvió a tocar la ouija, aunque aun así seguía escondida en el guardarropa.
Mi hermano y yo comenzamos a dormir en el cuarto de mis padres, yo me dormía en medio de ellos y Tony arrastraba un sillón y lo juntaba al pie de la cama.

Una de las noches mi mama se levantó en la madrugada porque le pareció escuchar un ruido que provenía de mi cuarto, al entrar todo parecía en orden, y aprovecho para ir al baño. Al salir y regresar a la cama. Vio una sombra de una mujer robusta parecida a la complexión de Mama Lala, la sombra estaba junto a mi observándome, incluso la cama parecía estar hundida por su peso. Mi madre se quedo pasmada sin poder moverse por unos segundos, hasta que de forma escalofriante la sombra se deslizo hacía el sillón donde dormía Tony, que justo en ese instante se despertó gritando despavoridamente diciendo que alguien le había acariciado el cabello.

Luego de esa noche, las cosas en mi casa comenzaron a cambiar, jugar Ouija ya no era tan sencillo como en otros tiempos.
Mi mama nos tenia totalmente prohibido jugarla, y siempre estaba al tanto de que estábamos haciendo mi hermano y yo. Ella ni enterada estaba que la teníamos escondida.

Desde que mi mama era una niña, podía sentir y ver a los espíritus, aunque la verdad nunca le ha gustado eso, a lo que muchos consideran un "don". La mayoría de las veces no tenía miedo porque sabía que los espíritus que nos acompañaban en la casa eran buenos, pero por culpa mía y de mi hermano todo cambio.

Mi madre comenzó a ver sombras que pasaban de un cuarto a otro, le movían cosas de lugar y escuchaba mis juguetes sonar, al menos tres de ellos al presionarles un botón emitían sonidos escalofriantes, tenía un Freddy Krueger, un Chuky tamaño real y una bruja que reía de forma siniestra. Ademas del payaso bombero.

Me sentía muy mal de ver a mi mama preocupada, y aunque mi papa en ese momento era escéptico a todo lo sobrenatural.
Yo no podía quitarme de la cabeza que todo era mi culpa por haber jugado dentro de la casa, necesitaba que las manifestaciones acabaran y decidí volver a jugar Ouija, pero esta vez con el único objetivo de hablar con mi bisabuela o quien fuera que se estuviera manifestando.

Como sabia que Tony no querría jugar, tome el teléfono de mi casa y convoque a mis vecinos para jugar en el parque de la colonia. Éramos siete niños de entre 8 y 12 años, ese día estaba lloviznando así que nos refugiamos en un juego techado donde había resbaladeros y columpios. "¿Cómo te llamas?", le preguntamos al espíritu de la tabla, el contestó que Andrés. 

Unos de mis vecinos comenzaron a reír al ver el puntero moverse, pues creían que alguien de nosotros la estaba moviendo. Y como yo quería que mis amigos creyeran y no lo tomaran a juego, le pedí una señal muy especifica. Le pedí que nos dijera de que color era el siguiente carro que iba a pasar por el parque, el contesto que gris, y efectivamente era gris; Para descartar una coincidencia, pedimos por una segunda señal, pero esta vez era la que el quisiera.

Esperamos un instante cuando de pronto un coche perdió el control justo en la curva donde estábamos ubicados, quizás fue por el pavimento mojado, y rechinando media llanta. Fue a dar a otro parque que estaba en la acera de enfrente. Por fortuna no alcanzo a caer, ya que era un parque hundido y el carro hubiera terminado destrozado en el cause del río.

Aunque se estaba volviendo peligroso, no era suficiente para mis vecinos, querían mas señales.
Y yo que nada me faltaba, me deje llevar y pedí otra señal. El espíritu nos volvió a decir que "si" y en eso entro una llamada al celular de una de mis amigas, el nombre del contacto decía Res (las ultimas letras de Andrés), y aunque eso salía cuando era un numero restringido, los tiempos eran exactos. Se volvió mas extraño cuando ella respondió, ya que nadie le contesto en la otra línea. Todos mis amigos estaban sorprendidos, era la primera vez que jugaban a la Ouija, y lejos de estar asustados, no había duda que nos la estábamos pasando bien, tanto que olvide por un momento cual era mi objetivo de jugar a la tabla.

Solo Eleazar continuaba diciendo que todo era mentira, pues las pruebas fueron casualidades, y nuestra mente es la que estaba moviendo el puntero. ¿Como podría alguien pensar de esa forma? Después de las pruebas, suena ilógico.

De pronto recordé a lo que venia. Y sin mas rodeos le pregunte "¿Que es lo que esta pasando en mi casa?" Y sin mas, el puntero se dejo de mover. Luego de un instante el puntero se deslizo al "Good Bye". Andres se había ido. Hubo un silencio entre mis vecinos. Yo quería seguir hablando e intente contactar con algún otro espíritu, llame al viejo Lauro, intente con Mama Lala, pero el puntero seguía sin moverse. Y aunque parecía que el juego había terminado, fue entonces que vi por primera vez a la sombra. Duro solo un instante frente a mis ojos. Era como si flotara de manera sutil, no logre apreciar ninguna forma, ni nada por el estilo, solo su movimiento hasta desaparecer de mi vista. ¨A Solas¨ escuche un susurro. Seguido de un escalofrío y un frío que recorrió el centro de mi espalda. Me quede en silencio por un momento, mis vecinos me preguntaron si estaba bien, pero yo no pude ni contestar.

Después de un instante guarde la tabla en mi vieja mochila de Scooby Doo, y terminamos la sesión. De regreso a casa no podía dejar de pensar en la sombra y en esa voz que me susurro al oído, no pude descifrar si era voz de mujer o de hombre, mientras pensaba y pensaba, un gato negro salto muy cerca de mi, haciéndome soltar un grito (después de lo que me había pasado era chistoso que un gato me asustara) Pero este gato era peculiarmente diferente. Recuerdo que se quedo quieto y pude sentir su mirada penetrante, sus ojos eran algo claros y con un tono amarillento. Extrañamente sentí mucho miedo, mas de lo que había sentido en el parque, así que decidí darme prisa y corrí hacia mi casa.

Justo al llegar a la casa mi Mama me estaba esperando afuera con mi papa, pues la madre de uno de mis vecinos que vivía mas cerca del parque, le había llamado para reclamarle que su hijo jugo Ouija conmigo. Me esculcaron la mochila y encontraron la Ouija. Mi mama le pidió a Tony bajar el agua bendita para rociar la ouija. Entre ella y mi papa quemaron la tabla en la cochera de la casa.

Cuando ya quedaban casi las puras cenizas, y no se si por coincidencia, pero pude ver aquel gato negro de ojos amarillos observando desde el otro lado de la calle.



Aún me queda mucho que redactar, espero poder hacerlo.

P.D. ¿Es normal que al momento de escribir la parte del susurro de la sombra se hayan azotado las ventanas de mi cuarto? Quizás fue el viento...

You can't cryWhere stories live. Discover now