Hogar De Ancianos Embrujado

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Hola, mi nombre es Jen y hace como 5 años trabajé en un hogar de ancianos en San José, Costa Rica,
mi horario fijo de trabajo era matutino.

Un día un compañero me dijo que si le podía hacer el favor de cambiarle el horario solo por un día, y yo para hacerle el favor acepte, él trabajaba ‪de 9 de la noche a 3 de la madrugada.


Cuando llegó el día era un sábado, yo estaba contenta por que me gustaba ese horario, al llegar hice una ronda solo para checar que los ancianos estuvieran bien y dormidos. Solo estábamos el guardia y yo en todo el hogar, como ‪a las 10 de la noche‬ hice la otra ronda para vigilar a los pacientes.


Los pasillos se mantenían con poca luz, me daba miedo pero aún así lo tenía que hacer, al momento de caminar y dirigirme hacía la lavandería, sentí una escalofriante respiración en la parte de atrás de mi cuello, era un aire caliente, sentí como se me pararon todos los vellos del cuerpo, hasta pude sentir que los vellos rozaban el pantalón de mis piernas, mi corazón latía tan fuerte que lo podía escuchar.


Detras de mi se escuchó un susurro pero no quise voltear a ver, caminé lo más rápido que pude y fui a buscar a Don José (el guardia) para contarle...



Me comentó que no había sido la primera vez que pasaba algo así, dice que como es un lugar donde fallecen muchos ancianos es común que haya actividad paranormal, pero también dice que sintió más pesado el ambiente hace mucho que falleció un anciano brujo, me contó muchas historias del lugar.



Mientras me contaba las historias tomábamos un café y al terminar fuimos a ver la tele sentados en un sillón, estábamos tan entretenidos que de pronto nos asustó una voz muy fuerte de un hombre que gritó: "Que haces ahí”, volteamos a ver de donde provenía el grito pues tal parecía que se trataba de uno los viejitos.


Fuimos a investigar en cada cuarto, pero nos sorprendimos al ver a todos dormidos, ni se despertaron por el escalofriante grito.



Ya era medianoche y asustada le pedí a Don José que regresarnos a la sala de tele, no quería estar sola, cuando volvíamos la tele estaba apagada, pero la habíamos dejado prendida al irnos, solo nos quedamos viendo nuestras caras pálidas del susto, volviendo esa extraña sensación de escalofrío en todo el cuerpo.



Llegaron las ‪2 am‬ y yo tenía que hacer otra ronda, yo ya estaba más tranquila así que decidí hacerlo sola, comencé a asomarme en los cuartos viendo que todos estuvieran bien, cuando me asomó al cuarto de Doña Gerogina una ancianita, me acerque un poco para verla, y de pronto se despertó inesperadamente gritando, del susto pegué un brinco pues no me esperaba su reacción, me gritaba: "Que haces, que haces, no me molestes, dejame tranquila".



Yo le pedí que se tranquilizara pues era la ronda que tenía que hacer para supervisar que todos estuvieran bien, ella me dijo: “Estoy cuidando a unas niñas, son tres niñas pequeñas de 5 años”, se me hizo extraño su comentario, y le dije: “No se preocupe ellas deben de tener a su mamá que las va a cuidar, ellas van a estar bien, mejor duerma y descanse que son ‪las 2 de la mañana‬”.




Ella viéndome fijamente a los ojos, me contesta: “No puedo dormir por que ellas están paradas detrás de ti, no dejan de verme”, me asuste tanto, mi corazón empezó a latir muy fuerte y muy rápido, Georgina levanto su mano y con el dedo las señaló, diciéndome: “Véalas ahí están”,  yo no quise ni voltear, pero del miedo cerré los ojos y traté de salir corriendo del cuarto.




Me topé a Don José, yo estaba temblando de miedo y se me salían las lágrimas, Don José me tomó del brazo y me sentó en una silla, me preguntó que por qué estaba tan alterada y le conté todo.




Me dijo que ella siempre se despierta a esa hora y que a veces escucha como si estuviera hablándole a alguien, pero que nunca había pasado que se pusiera de esa manera como actuó conmigo.



Al ser las 2:45 am doy la última ronda antes de entregar el turno, cuando pasé por la lavandería, otra vez pude sentir como si alguien me observara, en tan solo un segundo comenzó a escucharse sonidos de cosas moviéndose hacia dentro, como sí las secadoras de ropa estuvieran funcionando, me paré justo afuera de la puerta y lo primero que se me vino a la mente fue decir: “Déjenme en paz, dejen de molestar", sentí mucho miedo pero ya estaba desesperada, deseaba tanto irme ya para mi casa, de pronto todo se  quedó en un profundo silencio.


En esos momentos de angustia y miedo solo pasaba por mi mente, todos a los que he visto morir, ver como se le va el brillo de sus ojos, como se les va el alma del cuerpo, como hay miradas que se ven en armonía, paz y otras miradas que aterran, cuantas almas en pena hay en ese lugar, esa vez fue la unica y última hora que trabajé.







- Jen (convocatoria de Edy D.)

You can't cryWhere stories live. Discover now