III

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Con la primer parte de su elaborado plan ya concretada, Amber era libre al fin de recorrer cuanto quisiera aquellos páramos. La fase 2, la más entretenida probablemente, comenzaba.

La chica ya llevaba alrededor de 15 minutos caminando y cada vez la asquerosa cabaña de Los Monstruos se veía mas lejana, feliz, Amber se acercó al río a cargar agua fresca en su improvisada botella de cáscara de nuez cuando comenzó a sentir un leve cosquilleo en la muñeca. Al mirarse, vio un punto naranja brillante que titilaba lentamente dentro de su muñeca y de pronto algo que parecía un vórtice o un portal la absorbió.

Tras lo que pareció una eternidad en un túnel obscuro, frío y húmedo con salpicaduras de luces de colores en las paredes de vez en cuando; Amber calló de bruces al suelo y se desmayó.

Al despertar, se encontró en una cueva al parecer deshabitada con un hedor extrañamente familiar...

Desorientada, se levantó del suelo y comenzó a tantear las paredes en medio de la oscuridad absoluta buscando algo que la ayudase a ver dónde habia ido a parar y si había alguien o algo que la pudiera ayudar, pero lo que encontró no fue nada alentador. Tocando el suelo, dió con algo que parecía sólido, con una forma cilíndrica y olor putrefacto, siguió tanteando y descubrió que en los extremos aquella cosa podrida tenía dos protuberancias rendondeadas.

En ese momento se encendió de nuevo la luz de su muñeca y pudo ver a su alrededor, aquello que había tocado era nada mas y nada menos que un hueso, y no cualquier hueso; un hueso mohoso de emainubet, una de las abominaciones más peligrosas de todo
Amú-omeba.

Pero si ese bicho estaba muerto... ¡¿qué cosa tan terrible pudo hablerlo matado?!

Con ese pensamiento en la cabeza la pobre Amber siguió iluminando asustada el resto de la cueva, pero para su suerte no había nada vivo. (Al menos nada vivo que pueda matarla.)

Con el alma en el cuerpo de nuevo y ya exhausta por la caminata, Amber se apoyó en la pared de la cueva y se quedó, a los pocos minutos, profundamente dormida.

Cuando Las Bestias DuermenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora