IV

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Al día siguiente, despertó ya entrada la mañana, a eso de las 10 u 11 y se puso a buscar una salida de la cueva, puesto que una roca inmensa tapaba la entrada casi completamente, salvo por algunos resquicios que permitían la entrada de la luz del sol.

El lugar era bastante cómodo a pesar de la poca luz y el olor a moho de los huesos y las otras porquerías que estaban esparcidas por allí, entonces se le ocurrió que si lograba quitar la roca y limpiaba el lugar, fácilmente podría vivir ahí.

Despues de muchos intentos fallidos de sacar la roca empujándola, se le ocurrió que podría hacer de palanca con los huesos y moverla.

Así lo hizo y requirió de mucha fuerza, pero al fin la piedra se movió y reveló del otro lado un abismo muy profundo, en el fondo se alcanzaba a ver una fina línea amarilla fluorescente fluyendo. Un río.

Más a lo lejos se veía un bosque de coníferas y la chica pensó que para que los pinos proliferaran así, debía estar más frío, por lo que estaría cerca del extremo este del continente. La idea la sorprendió puesto que la casa y el río se encontraban en la parte oeste.

Una piedra que se calló la hizo regresar de sus pensamientos, si por accidente se llegara a caer desde allí moriría casi al instante, este era un reto con todas las letras para la ágil mente de Amber.

La chica se quedó pensando un poco decepcionada cómo iba a poder salir de esta, hasta que se prendió la luz de su muñeca de nuevo. De pronto, se escuchó un ensordecedor ruido agudo como un chillido y apareció una de las más nobles criaturas de todo Amú-omeba: un gigante UmuEmei.

La pobre Amber se quedó impresionada, los UmuEmei se creían extintos desde hace siglos y ella estaba viendo a uno de carne y hueso con sus propios ojos. El noble gigante la miraba con curiosidad y ella sintió la necesidad de explicarle lo sucedido.

-Emmmm hola.

-...

-No se si entiendes mi idioma, pero voy a explicarte cómo terminé acá.-El UmuEmei hizo un gesto de afirmación- bueno yo escapé de mi hogar con Los Monstruos y fui a un río, de pronto apareció una luz en mi muñeca y algo como un portal me trajo hasta acá anoche. Estoy perdida, no tengo idea de a dónde vine a parar, pero cualquier lugar es mucho mejor que vivir con Las Bestias.-el UmuEmei articuló un lento y arrastrado "entiendo".

Sorpresivamente otro temblor sacudió el lugar y emergió la mano del gigante.

-Sube.

Amber estaba desesperada por salir de la cueva asi que estaba dispuesta a aceptar cualquier ayuda y se subió.

El UmuEmei la transportó a traves del abismo con sumo cuidado, Amber se sentía volando. Se sentía libre y por un momento cerró los ojos y pensó que estaba soñando hasta que el gigante se detuvo en el borde del otro lado del abismo y Amber se bajó.

-Muchas gracias, me salvó.

- De... nada...

La chica se dió vuelta y empezó a caminar hacia el bosque cuando escuchó de vuelta la voz del UmuEmei.

-Espera... te cuento... mi historia...

Amber se volvió interesada hacia el gigante.

Cuando Las Bestias DuermenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora