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-Nuestra raza era la más antigüa de todo Amú-omeba como sabrás,-empezó a contar el UmuEmei- en nuestras primeras generaciones, contaban los antepasados, éramos seres violentos y sanguinarios. Aquellos eran tiempos de mucho terror para el resto; puesto que vivíamos en grupos muy numerosos, fuimos nómades y era fácil atacar aldeas o asentamientos para tantos seres enormes y violentos.

-Pero, yo habia escuchado que eran criaturas muy pacíficas, ¿qué fue lo que pasó? -preguntó Amber.

-Bueno, te explico. Cuentan las leyendas que los UmuEmei mataban el resto de las criaturas temerosos de que Deopei regresara.

- Y, ¿quien es Deopei?

-¿No lo sabes? Deopei era hermano menor de Zolow, los hijos del dios Reito, el dueño del rubí y la diosa Neila, del ópalo. Segun la tradicion dice, Zolow estaba muy furioso con Deopei por su agilidad y facilidad para todas las tareas que sus padres le encomendasen, y según él eso no podía ser dado que él era el mayor y no Deopei.

Un dia estando muy enojado con su hermano por haber ganado una carrera, decidió que lo mejor era sacarlo de su camino. Sus acciones lo llevaron a encerrar a su hermano en un domo irrompible de diamante, sus padres furiosos utilizaron magia para intercambiarlo por Deopei. Con su hijo menor fuera, consiguieron ocultar el domo de Zolow de la vista, para que nadie supiese lo ocurrido y quedara encerrado para siempre.

Luego de todo lo ocurrido cayeron en una muy profunda tristeza y Deopei se dió cuenta. Utilizando todas sus fuerzas volvió el tiempo atrás e impidió que fuera gestado, para que quedara Zolow como hijo único; lo que significó que dió su vida por sus padres y su hermano.

Muchos milenios despues llegó a la morada de los dioses una bella mujer ciega corriendo, se paró en la puerta y predijo: "Después de mucho tiempo el hijo del buen corazón volverá, como un ser común, y con él lo que cambió será como debió ser. El que da un nuevo tiempo, con La Destrucción retornará." Y murió, con cada palabra la jóven mujer envejecía.

- ¿Pero por qué temían que regresara?-preguntó Amber interesada-.

-Porque por aquellos tiempos, los UmuEmei eran los "reyes" de Amú-omeba y descubrieron los escritos antigüos que contaban la historia. Pensaron que el nuevo tiempo sería totalmente diferente, entonces no tendrían poder, eso no les convenía, también habían masacrado montones de criaturas y reducido centenares de pueblos, como sugería La Destrucción. La única salida que vieron era seguir matando al resto de los seres que encontraran para evitar que regresara Deopei con el cambio.

- Eso es muy retorcido. -opinó Amber- pero todavía no entiendo por qué se dice que los UmuEmei son tan pacíficos si hicieron todo eso.

-Lo que pasó fue que mucho tiempo despues Deopei regresó. Los UmuEmei no pudieron matar a todos los insectos y regresó en forma de hormiga. El cambio que trajo Deopei fue un cambio de pensamiento y perspectiva para los violentos y sanguinarios gigantes.

Dedicó más de cien siglos a educar a las nuevas generaciones UmuEmei con paciencia y dedicación hasta que logró un cambio total en la forma de pensar y de ser de los gigantes. Recién entonces se marchó.

- Pero esa historia no concuerda con la profecía -interrumpió la chica- porque decía: lo que cambió será como debió ser y no veo que haya pasado algo así.

-Si, es verdad, pero lo que te dije es lo que decían los abuelos. -reconoció el gigante.

-Tengo otra duda.

-¿Cuál?

-¿Por qué se extinguieron?

-Eso no te lo puedo contar pequeña-respondió lenta y amablemente el gigante.

-¿Por qué no?

- Por que ni yo lo sé, yo no conozco a mis padres, ni tengo hermanos, ni amigos o hijos. Estoy solo esperando la hora en que me toque partir.

- Eso es muy triste. Es como si viniera de ningun lado.

-Pues si, eso parece.

-¿Puedo preguntarle otra cosa?

-Claro pequeña.

-¿Tiene nombre?

-Esa es una pregunta complicada, dado que existía una peculiar tradición entre los UmuEmei. Cuando alguien nacía, la más anciana de nuestro pueblo alzaba en brazos al pequeño gigante y según su aura era el nombre que le tocaba.

Yo no sé mi nombre, porque parece que cuando nací no hicieron el ritual del nombramiento para mí. Lo único que sé es que me dejaron junto con una tabla con algunos escritos, pero era muy chico y no se leerlos. ¿Puedes fijarte si los entiendes?-preguntó el gigante y le mostró a Amber una enorme tabla de arcilla con grabados cuneiformes bien marcados, pero incomprensibles.

-No, lo siento no se leerla. Parece muy antigüa, ¿cuál es su edad? Así quizá podría encontrar a alguien que la lea.

-No lo sé, yo calculo que unos 2.000 años por como todo ha cambiado desde que me dejaron.

-Yo he escuchado que los gigantes pueden vivir hasta 10.000 ¿no es así?

-Si, en realidad hasta 15.000 años aproximadamente.

En ese momento, Amber se dió cuenta de todo el tiempo que había pasado hablando con el UmuEmei y pensó que ya era tiempo de seguir el camino, calculaba que serían alrededor de las seis de la tarde.

-Creo que ya se hizo muy tarde, debería seguir el camino para poder llegar a algún sitio a pasar la noche -explicó Amber.

-Está bien. Si necesitas algo, me localizas y te ayudo.

Amber agradeció y se fue pensando en cómo el gigante pensaba que podría localizarlo.

Amber P.O.V.

Seguí mi camino hacia el bosque pensando en la historia del UmuEmei y haciéndome preguntas que no encontraban una respuesta, por ejemplo ¿qué era esa luz en mi muñeca?, ¿cómo podría localizar al gigante?, ¿por qué se extinguieron los UmuEmei?, ¿por qué no encajaba la historia con la predicción?...

Esas y muchas otras preguntas rondaban en mi cabeza, y mientras más lo pensaba, más dudas se iban acumulando hasta llegar al punto de tener más preguntas que certezas.

Una fuerte jaqueca me invadió por completo y tuve que sentarme en el suelo para no caer. Estaba completamente mareada.

Después de unos dos minutos de estar sentada en el suelo se pasó mi estado de mareo y me percaté de que ya era de noche. Faltaban unos metros para entrar al bosque y decidí que sería buen lugar para armar una tienda y pasar la noche.

Armé la tienda y comí algunas frutas y carne seca que había empacado para estas situaciones. Me recosté y al cabo de unos minutos me dormí profundamente pensando en la historia que había escuchado, ¿sería verdad?

Cuando Las Bestias DuermenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora