Titania

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II



¡¡Esa había sido la pregunta más difícil que había escuchado!!

Y la más sensata.

Después de días de observación en silencio, ya sabía en qué momentos la joven rubia salía a observar a sus alrededores por medio de esa ventana posterior de la torre. A veces la veía sentarse en los bordes de la misma y leer un libro sin temor alguno a resbalarse y caerse, como si eso fuera de lo más normal. Era gracioso, porque había preguntado a las personas a su alrededor y ellos juraban y decían que en la cima de la torre no había nadie; nadie vivía allí... era una tontería.

¿Acaso se hacían de ojos ciegos y oídos sordos?.

Entonces se armó de valor y en una noche tomó la decisión más loca de su vida: escalar ese muro.

–¡Dios santo estás demente! –Le dijo Myles, sin embargo, allí estaba su amigo ayudándolo a preparar una soga para poder escalar las paredes de mármol. Había atado algo de manera que pudiera lanzarla y que esta se quedara fija en los bordes de la ventana... Julius agradecía que fuera tarde en la noche y que nadie viera la locura que un general del ejército estaba a punto de cometer.

–Shhh... Solo cállate y quédate aquí abajo para recibirme por si me caigo.

–No, espera... ¿Ahora pretendes que te atrape si la soga no funciona?

–Para eso están los amigos, ¿O no?

Oyó el resoplido por parte de Myles, pero el hombre pelirrojo solo hizo un ademán con la mano. –Ya, has lo que tengas que hacer y por favor, invítame a un trago después de esto.

Lo supuso, Myles no podría dejarlo solo nunca. Era su mejor amigo después de todo.

En un abrir y cerrar de ojos Julius se encontraba escalando con ayuda de la cuerda a través de las paredes de mármol. Ni todo el entrenamiento militar que había recibido lo preparó para lo resbaloso de las paredes o para el intenso latido de su corazón; la soga resistía y lo ayudaba lo suficiente como para que con sus pies se apoyara de las paredes y se dedicara a escalar.

"Me pregunto si de verdad vive allí, o quizás tengan razón y sea invención mía".

Para cuando había llegado a la ventana, su corazón ya no podía más.

Sin embargo, lo que lo recibió dentro de la torre fue una absurda oscuridad; aturdido, terminó de subirse y entró lo mejor que podía: cayendo al suelo en el interior de la habitación y armando un escándalo.

–Demonios... –Farfulló acariciándose la quijada donde se había golpeado.

No se había terminado de poner de pie, cuando algo duro impacto contra su rodilla... Soltó un alarido aturdido e intentó apartarse de lo que parecía una "bola de furia", lanzando golpes con lo que al parecer y según el dolor que había sentido, era un palo de madera.

–¡¿Quién eres tú?! ¡¿Cómo te atreves a entrar en mi habitación?!

La oscuridad no le permitía ver nada, pero la voz femenina que le habló, lo dejó sorprendido.

–¡espera, espera...! ¡No quiero hacerte dañ---! –Julius contuvo el aire en cuanto la dura madera alcanzó su vientre... a solo unos centímetros apartado de "sus futuro hijos" –. ¡¡AUCH! ¡¡¿Quieres dejar ya de golpearme?!!

Dio un paso adelante y le sujetó las muñecas con ambas manos solo para evitar que no continuara azotándolo con el garrote; pudo oír cuando la pieza de madera cayó al suelo, y como la muchacha forcejeaba con él intentando librarse de su agarre; en un arranque, Julius la empujó y la sujetó con firmeza contra la pared para inmovilizarla... Y finalmente la luz de la luna se filtró por la ventana y los alcanzó a ambos.

Pompeya {Yuri On Ice}Where stories live. Discover now