Agápē

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III.

Una semana después robó a Titania de su torre en plena mañana.

Literalmente la había robado. Myles nuevamente lo había socorrido recibiendo el cuerpo delicado de Titania en la parte de abajo mientras la ayudaba a bajar con la soga atada a su delgada cintura. Por supuesto que no esperaron la aparición de un cuarto participante, puesto que en el momento en que casi lograba que Titania tocara el suelo, un ahogado grito en la habitación captó su atención.

La joven nodriza, una mujer en sus veintes con el pelo negro y ojos oscuros, había soltado la bandeja con comida y se había llevado ambas manos a los labios.

"¡Mierda!". Echó una mirada de reojo hacia el suelo y de una soltó la soga al descubrir a Titania a muy poco de llegar con Myles. Pudo oír su grito y la voz de su mejor amigo en un "¡Te tengo!". Después se disculparía.

En un solo movimiento, corrió y evitó que la mujer saliera por la puerta que había abierto tan solo unos segundos antes. Cerró y sonrió encantadoramente, encontrándose con la mirada molesta de la nodriza.

–¡Usted! ¡¿Cómo ha podido llevarse a la señorita?! ¡No se saldrá con la suya!

Pues ya lo había hecho.

–Espero que pueda entender porque hago esto –Dando grandes zancadas se echó a la mujer pelinegra al hombro como si pesara menos que una pluma, y aunque la chica lo golpeaba con rudeza en la espalda, Julius se ató como pudo la soga a la cintura, y sin temor a nada pasó a bajar por el muro.

–Espero que pueda entender porque hago esto –Dando grandes zancadas se echó a la mujer pelinegra al hombro como si pesara menos que una pluma, y aunque la chica lo golpeaba con rudeza en la espalda, Julius se ató como pudo la soga a la cintura, y ...

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–Betha, ¿estás bien?

Ya fuera de la propiedad del terrateniente y ya a salvo, Titania le había reprochado a Julius haber casi matado de un susto a su nodriza. La mujer en cuestión estaba pálida como un papel, Myles le daba algo de aire con su capa mientras que Titania la mantenía abrazada intentando calmar los temblores de la pelinegra.

–¡Iba a decir lo que estaba pasando, por supuesto tenía que llevármela de allí! –Julius se cruzó de brazos y las miradas de reproche de Myles y Titania no se hicieron esperar.

–Sin embargo, el fin no justifica los medios –Oyó hablar a su mejor amigo como si fuera todo un caballero, y ganas de pegarle no le faltaron.

Pompeya {Yuri On Ice}Where stories live. Discover now