Horas sentado en la misma silla.
Sobre el escrito delante de él, un papel y una pluma.
Su mente estaba vacía, en total blanco, hueca y sorda.
Sus libros habían alcanzado una fama fenomenal, e incluso enfermiza.
Ya no tenía cocaína, y ya nada le importaba desde que la había abandonado.
Y sin darse cuenta, la inspiración, su más preciado tesoro, lo había abandonado con las drogas que lo alucinaban y le daban vida a esos relatos fantásticos.
Un vacío punzante inundó su corazón al darse cuenta que su talento ya no servía, que él ya no servía.
Se suicidó.
ESTÁS LEYENDO
Microrrelatos
Short StoryCuentos, poemas y frases que surgen inesperadamente de una mente pocas veces inspirada.