Robin

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El ambiente de la habitación me resulta de lo más divertido. Han pasado unos segundos desde que Zoro y yo interumpimos a Torao y a... Bueno, a mí misma, y nadie dice nada. Creo que ambos están teniendo un debate interior intentando comprender qué pasa.

Me encanta que ambos hayan caído en mi trampa.

-Robin...- Dice Zoro con pesadumbre, llevándose una mano a la cara.- Podrías habérmelo dicho, habría venido de todas formas.

-Lo sé.- Le respondo con cara de inocencia. Por supuesto que sabía que vendría, había escuchando toda la conversación que habían tenido esta misma tarde.- Pero es más divertido así.

-Perdón, ¿puedo saber de qué va todo esto?- Pregunta Torao, entre molesto y confuso, señalando mis dos cuerpos con un gesto de la mano.- ¿Por qué sois dos?

La última pregunta en realidad solo iba dirigida a mí, pero es lógico que él piense que somos dos Robins diferentes. Y más si tenemos en cuenta que aún está borracho.

-Cuerpo fleur.- Se me adelanta el espadachín, al que creo que también le hace gracia cómo está reaccionando Torao.

-"Cuerpo... ¿Fleur?"- Le repite, intentando encontrarle sentido a esas dos palabras.- ¿Puedes crear clones?

-Puedo.- Respondo sin darle importancia con el cuerpo que aún sigue desnudo junto a Torao, ya que es a quién le estaba preguntando él.

-Ya veo...- Dice, para hacer una pausa durante la que Zoro y yo intercambiamos miradas.- ¿Y qué hacéis vosotros aquí?

-Yo venía a lo mismo que tú, no tengo nada que ver con esto.- Dice Zoro desentendiéndose del tema.

El espadachín me quita la botella de sake, que aún está a medias, y camina hasta el escritorio que hay al fondo de la habitación. Separa la silla y se sienta de cara al respaldo, apoyando los brazos en él para espectar la situación.

-Me parecía injusto dejar a Zoro fuera de esto.- Digo cerrando la puerta detrás de mí. Oigo a Zoro reír.

-¿Fuera de qué?- Pregunta el de las vendas, desconfiado.

-Somos la misma persona.- Le recuerdo, hablando mediante mi copia.- Sé lo que estaba a punto de pasar aquí.- Esto último lo añado con mi propia boca.

-Hombre, Robin-ni está desnuda, creo que yo también me hago una idea.- Añade el espadachín, solo para molestar a Torao.- Siento la interrupción, por cierto.

Mis dos cuerpos se ríen al unísono. Me resulta divertido que ambos me traten como si fuésemos dos mujeres diferentes. [NOTA DE LA AUTORA: "Ni" significa "dos" en japonés, por eso Zoro se refiere a la copia como Robin-ni y a ella le hace gracia]

-Creo que mejor os dejo solos.- Dice el cirujano con intención de abandonar la cama.

Mi clon le sujeta la muñeca mientras yo me acerco a la cama y le empujo hacia ella, volviéndole a tumbar. Me posiciono casi deslizándome sobre él, dejando espacio para que mi clon también pueda hacerlo, pero con cuidado de no apoyarme (apoyarnos) en sus heridas.

-Nico-ya, de verdad que no pue- No le permito terminar la frase, le interrumpo con un beso lento, aunque corto.

Dejo que sea mi clon quien siga besándole, aunque en el cuello, mientras me limito a mirarle con intensidad a los ojos.

-De verdad que no.- Insiste, pero sin embargo no intenta apartarme (apartarnos).

"Ya está hecho", pienso al darme cuenta.

-Sé que lo estás deseando.- Susurro cerca de su oreja.

Siento cómo debate consigo mismo qué hacer, se ha puesto tenso. Para ayudarle a aclarar sus ideas llevo una mano hasta su entrepierna, lo que hace que apriete los dientes. Sé que he ganado cuando no sólo se relaja, sino que pone una mano en el culo de mi copia y otra en mi cintura.

Tres son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora