-¿Mamá?, ¿Cuando llegará Papá y Ryan?.-la niña de recientemente 6 años, se encontraba impaciente, pues era su cumpleaños y ansiaba mucho su pastel de chocolate, él cuál su padre fue a comprar.
-No falta mucho, pequeña.-río con burla.
La niña suspiró haciendo un puchero, pues en serio ya no podía esperar más.
-Iré arriba, mientras puedes ir a jugar al patio trasero, ____. Ten cuidado, y no te acerces mucho a la piscina.-habló casi en un regaño.
La niña asintió y salio al patio trasero, se sentó en él incomodo césped y miro a él cielo, donde la luna brillaba, y a su alrededor, estaban las estrellas también.
Ella suspiró, parpadeando varias veces, hoy no fue su día. Ni siquiera porque fuera su cumpleaños.
Estuvo mirando él cielo unos minutos más, hasta que escuchó algo raro detrás de un arbusto.
Una voz de hombre gruesa y firmé.
La niña a veces podía ser mas curiosa de lo normal.
Si, era estúpida.
Se acercó al lugar de donde provenía la voz.
Entre él arbusto habían dos hombres, vestidos de negro, con pasamontañas y armas de fuego.
Ella asustada corrió hasta adentrarse a su casa, subiendo hasta la habitación de su madre, donde ya era muy tarde, otro de los hombres de pasamontañas sujetaba una navaja, en dirección al cuello de su madre, quien sollozaba ante la Situación.
Él hombre portaba una navaja en una de sus botas, la cuál fue vista por la pequeña ____, quién se armó de valor, y gateó hasta él, sacando la navaja, para después clavarla en él mismo píe.
Él hombre adolorido giró hacía la pequeña, donde accidentalmente hizo una cortada debajo de la ceja de aquella castaña, quien aún seguía arrodillada detrás de él hombre.
La sangre comenzó a brotar, cubriendo la mitad de su rostro con gotas chorreando sobre ella.
Su madre sacó algún tipo de arma de algún lado de la habitación, y disparó al hombre, quién se retorcía del dolor.
Él hombre cayó sobre la cama, mientras la niña asustada tocaba su actual herida.
La pequeña creyéndose que con agua resolvería todo, corrió hacía él baño, donde lo primero que hizo, fue mirarse al espejo, al ver la herida sangrando, y él posible hueso de su cabeza asomándose, junto a la piel casi tapando él ojo...
Desperté de golpe, inundando la habitación de un sonoro grito.
Sintiendo las lágrimas inundando mi rostro por Completo.Miré a todos lados.
Oh, mierda.
-¿___?, ¿Estas bien?.-frunció él ceño, acercándose a mi.
Me lancé a sus brazos sin pensarlo dos veces, llorando en su hombro, mientras él dudaba en sí abrazarme o no, aunque al final lo hizo.
-¿Estas bien?.-repitió, a lo cual yo asentí, separándome de él para acomodarme en mi lugar y al final secarme las lágrimas.
Inhale y exhale un par de veces, controlando mi respiración.
Y lo miré.
-¿Qué hago aquí?.-pregunté observando al chico de ojos verdes.
-Estábamos en deportes, caíste golpeándote la cabeza y bueno... Estamos en enfermería.-se encogió de hombros, mientras metía ambas manos a los bolsillos de sus vaqueros.
Fruncí él ceño.-¿Tu que haces aquí?.-pregunté tomándolo por sorpresa.
-Yo... Supongo que me preocupe un poco.-dijo casi en un susurro, cabizbajo.
-¿Tú?.-reí, provocando que él me mirada.-¿Porqué?
-Supongo que él que estés aquí es un poco de mi culpa.-suspiró pesadamente, mirando a otro lugar en la habitación.
-Supones mucho Tucker.-rodé los ojos.-¿Y porqué tu culpa?
-Sólo... Olvidalo, ¿quieres?.-soltó molesto y harto.
Alcé ambas cejas un tanto sorprendida.
-Wesley, tu deberías odiarme. No preocuparte por mi...
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Deberias Odiarme |W.T|
FanfictionSiempre habrá un chico que te amará de la misma manera en la que te odiará.