Deberias Odiarme |W.T|

Capítulo 15 [1/2]

-Él no la amaba, sólo quería follar con ella para seguir su camino con Mary.

-¿Crees que ella follara con él?, es decir, ¡Mirala! No tiene cara de ir cama tras cama.

-¡Pero ella salio con Dylan!, ¡Dylan!. Quién confesó que sólo quería tirarsela a la cama, ¿Y qué pasó después?, ahora Dylan esta en la cárcel quizás por haber sido señalado como violador por ella misma.

-Ella no sería capaz de...

-Ella lo es, la semana pasada la vieron con Ryan Blair salir de las gradas. Obviamente cogieron. Obviamente ella es una zorra.

No quería escuchar más, mis ojos picaban y todo mi cuerpo temblaba, en cualquier momento me desmayaría, o entraría en un terrible pánico que terminaría por arruinar mi reputación, tenía que seguir escuchando, me gustaría saber que tantas mierdas habían empezado a hablar sobre mi, yo tenía que hacerlo, así que adentré más mi rostro al casillero y cerré los ojos para no tratar de llorar mientras siguiera escuchando, me escondí lo suficiente mientras disimulaba estar en mi móvil para que no notarán que estaba ahí, yo estaba ahí escuchando cada basura de palabra qué soltaban.

-¿Y qué hay de Mary?, ¿No se supone que eran grandes amigas?

-Mary siempre estuvo enamorada de Wesley, mucho antes de que ___ llegará, él problema es que Wesley nunca había salido con nadie, es increíble él cómo cambian las personas.

-¿Entonces Mary dejó de ser amiga de ___ sólo para poder tener una oportunidad con Wesley?

-Sí, al parecer ese siempre fue su plan. Ella tenia que alejarse de Jane y ___ para poder estar junto a él.

-Qué mierda de vida tiene ___.

Dí un portazo a mí casillero llamando la atención de aquellas chicas, quiénes se sorprendieron al ver qué las miraba y que había escuchado todo. -Tienen razón. -solté.-Mi vida es una mierda, pero no es algo de lo que a ustedes les importe ¿Verdad?.-Sonreí burlona, y con los ojos llenos de lágrimas salí corriendo del edificio.

Quería llorar, quería gritar, incluso matar a alguien, pero no era capaz de hacerlo frente a todo él instituto.

Me contuve y descargue mi odio en él gimnasio, donde no había nadie, y estaba oscuro.
Encendí las luces y de inmediato miré la bolsa de boxeo colgado, y a un lado en una mesa descansaban un par de guantes.

Amarré mi cabello, y comencé a descargar mi irá en la bolsa.

Mis golpes eran cada vez más débiles, y mis sollozos más fuertes, las lágrimas salían sin avisar, y mis vista se veía interrumpida por lo cristalinos que estaban mis ojos.

Dí un último golpe soltando más fuerza de la qué usé al comienzo soltando uno de mis gritos llenos de ira y desesperación, para terminar cayendo al piso, escondiendo mi rostro entre mis rodillas flexionadas, y ahogar sollozos de tristeza absoluta.

-¿Estas bien?

Detuve mis sollozos en seco, mientras él estomago se me revolvía y giraba a mirar a la persona con enojo y asco.

Él estaba parado ahí como sí verme llorar no fuera la gran cosa, manteniendo sus manos ocultas dentro de sus bolsillos, y mirándome sin expresión alguna.

En ese momento sentí lo que no sentía desde la última vez que lo ví.

Odio.

Yo lo odiaba, siempre lo odié, y siempre lo odiaré, pase lo que pase.

-¿Porqué te importa?.-pausé unos segundos.-¿Qué haces aquí y porqué no estas con Mary?

Mi voz sonaba temblorosa y entre cortada, me sentía débil, era una gallina.

Me levante tranquilamente, mientras él caminaba hacía mí, y se detenía dos pasos frente a mí.

Analizando todo en mi, mientras que yo no me pensaba quedar atrás, y lo analicé también.

Sus ojos verdes se encontraban sin brillo alguno luciendo cansados y deprimentes, mientras debajo de ellos lucían unas grandes ojeras, y su piel se encontraba más pálida de la que era, sus labios resecos y al parecer seguía manteniendo su semblante serio y duro, ocultando su cansancio y dolor.

-Te ví entrar y me preocupe de qué hicieras alguna tontería. -respondió en tranquilidad.

-¿Crees que me haría daño a mí misma, sólo por ti?, un estúpido hijo de perra al que odió desde pequeña.

-No puedes decir eso ___, tu me amabas, lo admitiste.-soltó arrastrando cada palabra en su voz.

-Me dí cuenta de que te mentí. -escupí con irá, quitándome los guantes con prisa mientras los aventaba detrás de mi, sin perder en nuestra lucha de miradas vacías.

-Tú no...

-¡Sólo dejame en paz!.-Grité empujándolo, a lo cual le sorprendió tanto a él cómo a mi.-¡Dejame en paz y vete de mi vida, ya ni quiero verte!, ¡Te odio!

Por un momento me sentí fuerte, me sentí la agresora, me sentí poderosa, y entonces, comencé a lanzar puñetazos a su pecho diciéndole unas miles de veces gritando con furia lo mucho qué lo odiaba, provocando que él retrocediera y me mirada más sorprendido de lo que estaba.

Entonces, mis lágrimas salieron por sí mismas, y aunque me sentía igual de débil como con la bolsa de boxeo, seguí poniendo toda mi fuerza en mis puños.

De la nada, él tomó de mis muñecas en sus manos, para después mirarme con los ojos cristalizados negando y habló.-Quiero que sepas que todo lo que tú me odias, es nada a lo que yo a ti te amo.-soltó en un murmuro.

Y me tomó por sorpresa cuando me acercó a él, y sus labios y los míos se unieron por primera vez con sabor a agua salada.

Quizás podía odiarlo, quizás podía amarlo.

Pero no existe termino alguno para lo que sentía en estos momentos.