Eydis le echó la culpa a la leche de Yupa,luego a las hojuelas, después al agua de las termas,por último al aire algo pesado que últimamente se respiraba. Al fin se quedo sin culpables,y tuvo que ir en busca del medico de su ciudad, para que le trajera luz sobre sus malestares.
Yvo,el medico, tardo tanto como cinco minutos en darle su diagnostico. Eydys oficialmente era un gestante.
Se quedo sin palabras. Realmente se quedo sin ellas, Yvo tuvo que sacudirlo un poco para que reaccionara.
-Cuídate mucho y no dejes de comer...Tampoco te expongas a emociones violentas...Ten paz,busca el descanso...y reposa, en...exactamente ciento veintisiete días...Serás padre-.
Él lo despidió aún preso de un absoluto mutismo.No supo que hacer mas que evadir aquella novedad,aunque sea por unos momentos,hasta que no le quedara otra alternativa que meditar en ella.
¡Iba a ser Padre! ¡Por el bendito Creador!
Si,mejor era ponerse a leer.
Salem,Ciudad Americana...1692.
Lumiel bajaba velozmente surcando las nubes. Ningún ojo humano podía verla,y con un simple hechizo tambien se había ocultado de los ojos de sus pares espirituales,los ángeles.
Tenia una misión que llevar a cabo,una que había comenzado con sutileza,despacio,lentamente,pero que ahora ya tomaba la forma que necesitaba, una mortal,una que sellaría el nombre de aquella pequeña ciudad, tiñéndola de horror para siempre.
Descendió hasta una pequeña casa en las afueras. En el exterior, dos niñas pequeñas,mellizas idénticas, jugaban correteando a unos polluelos. Dentro, el olor a enfermedad y a medicina,era expulsado a través de las ventanas abiertas, y el trabajo sin descanso de la mayor de las hijas.
Sara,así se llamaba ella,pura,inocente como ninguna, buena.A la muerte de su madre,todo la tarea del hogar,y de la crianza de sus dos pequeñas hermanas había recaído sobre ella,y luego, cuando su padre enfermó,el cuidado de la granja pesaba también sobre sus espaldas.
Pero esto no menguaba en una pizca la voluntad de ella,ni endurecía su espíritu afable,mas bien este parecía haberse fortalecido por tan difícil prueba,haciendo brotar en ella, la resistencia pura que da el sacrificio amoroso.
Lumiel la observó por unos minutos, sonrió al pensar que si la viera,se aterrorizaría,y tener ese efecto en los pobre mortales la hacia sentir poderosa,invencible,pero la estrategia que llevaba a cabo no incluía descubrirse,todo lo contrario, las sombras debían ocultar su mano,mostrando aquellas inmaculadas de Sara,como una de las artífices de la maldad que sobre ellos,todos ellos, pronto recaería.
Esperó un poco mas, de la granja vecina vió venir caminando lentamente a otra niña, un poco mayor que las mellizas que solo tenían siete años,esta pequeña, rolliza y rubia, cumpliría en poco los doce años. Traía panecillos en una cesta,enviados por su madre,para aquella pobre familia que padecía la pobreza con una dureza palpable.
-Ruth...Eva-gritó, llamando a las mellizas- Les traje algo para compartir...Panecillos de mantequilla, especiados con vainilla y canela,los hizo mi madre-.
Casi relamiéndose, las dos niñas fueron con ella. No es que murieran de hambre,el trabajo de Sara en la granja, vendiendo los huevos de sus gallinas y la leche fresca de su vaca,les daba lo justo y necesario,pero ¿Panes con mantequilla y canela?...Esa era un manjar que en sus infantiles vidas no les sobraba.
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Crónicas Angelicales.
RandomCrónicas son relatos. Historias plasmadas en papel, dándoles la facultad de perdurar para siempre. Estas son de ángeles, de seres sobrenaturales que algunos piensan no existen, o son solo personajes de leyenda. Pero no es así...sus anécdotas dan fe...