Ya era las siete de la tarde del 9 de Abril de 1942, al día siguiente ya habría zarpado el transatlántico británico más grande. Dormí con todos los nervios y ansias.
Al despertar el 10 de Abril, empezamos a preparar los bolsos con todo lo que teníamos luego, nos pusimos las prendas que nos habíamos comprado y le pedimos a nuestra vecina que nos hiciera unos peinados, ya que ella era una profesional. Nos preguntó porqué andábamos así de vestidas, le dijimos que íbamos a viajar en el Titanic. Ella quedó sorprendida. Luego de que nos terminara de peinar fuimos al muelle deSouthampton, donde zarpaba.
Llevaba un vestido cortado al bies de una pieza alargada de raso bronceado, era un vestido largo de líneas nítidas, con cuello largo y mangas. A medio muslo había un largo tajo en diagonal hacia el tobillo opuesto donde resaltaba mi tono de piel. Pero lo peor de eso era que teníamos que llevar unos corceles demasiados apretados para mi gusto. Mi madre en cambio lleva un vestido de color verdoso de raso plateado, con cuello largo y sin mangas.
Era un día caluroso así que por lo tanto llevamos nuestras sombrillas que combinaban a la perfección con nuestros vestidos. Nuestros esplendorosos diamantes llamaban la atención de todos y resaltaba con nuestro tono de piel. No llevábamos mucho equipaje así que por lo tanto lo llevábamos en nuestra manos.
Realmente era un bello día, no hacía mucho calor ni mucho frío, estaba cálido, en una simple palabra: hermoso. Unos de los encargado de la revisión de equipajes dijo.
-¡QUE SE ACERQUEN LOS DE PRIMERA CLASE, LOS DE PRIMERA CLASE!
Le dije a mi mamá que los de primer clase se debían de acercar a la revisión, nosotras fuimos. Unos caballeros que estaban antes que nosotros, que eran de segunda o tercera clase, fueron preguntados si fueron a la revisión, ellos respondieron:
-¡¿CLARO QUE SÍ, NO VE?! SOMOS AMERICANOS.
Entonces los dejaron pasar, uno era de cabello claro y rasgos faciales muy hermosos, estaba acompañado de un hombre que parecía ser de Italia. El barco ya estaba por zarpar, yo estaba muy ansiosa, subimos. Estábamos lleno de comodidades, podíamos entrar en el gimnasio que solamente era para primera clase, no compartíamos habitación. La gran escalera, el salón. Al decir verdad casi todo era para primera clase.
Fuimos para nuestro camarote, todo era muy lujoso, con todas las comodidades. Situamos nuestras cosas allí y fuimos al comedor.
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Titanic: El barco de los sueños
Historische RomaneUna versión del Titanic en forma menos triste. Mucha mas aventura y amor que en la película.