1. El invierno más frío

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NOTA DE AUTOR: Ok, este es el primer fic que publico en wattpad y además de una pareja de la que me he enamorado y me ha llegado de formas en las que ninguna otra lo ha hecho. Yo no era muy fan del yaoi (Sí, claaaaro jajaja xD), pero el Victuri (o Victuuri, Vikturi, Viktuuri, como mejor gusten llamarlo jaja), con su nueva visión del amor puro y sincero que se da entre dos personas sin importar su sexo, ha revolucionado todo en mí. Ahora puedo decir que defiendo y defenderé a capa y espada a estos dos hermosos personajes, así como todo el amor que se tienen. Las personalidades son ligeramente distintas (creo) debido a la situación, pues ninguno es ni viene de lo que todos vimos durante el transcurso del anime, pero pese a ello intenté acercarme lo más posible al cannon. No me queda más que cruzar los dedos y desear que disfruten esta historia tanto como yo.

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Tenía doscientos rublos en el bolsillo derecho del pantalón, unas pocas mudadas de ropa para invierno, una casa demasiado silenciosa como para que yo durmiese dentro de ella y miles de sueños atesorados bajo gruesas capas de hielo cuando él me encontró. Si me siento a recordarlo, todavía me parece una fantasía de niño convertida en sueño. La historia acerca de cómo conocí al amor de mi vida al salir de los baños durante la Copa Rostelecom es un poco larga y bizarra. Era muy joven todavía, lo suficiente como para resentir las exigencias de un mundo inhumano y bastante cruel, pero a mis cortos veintidós años, diez meses y ocho días, ya había vivido muchas cosas.

—¡Suélteme! ¡Le digo que me suelte!

El brazo del guardia se afianzaba a mi cuello mientras me levantaba del suelo para impedirme avanzar. El arco del codo se me clavaba en la garganta, como si fuese una bufanda gruesa y con mucho pelo. No podía respirar. Me empujaba la barbilla hacia arriba lo más que podía mientras con la mano libre trataba de inmovilizarme por completo; por suerte, no se le ocurrió jalarme del pelo. Mis pies pataleaban en el aire y, mientras bailaba conmigo en brazos, sosteniéndome como a un muñeco, de un momento a otro subió la mano en un descuidado intento de afianzar mi cintura y sacarme de una vez. Entonces le mordí.

Lo sé, muy inteligente, pero si hubiese podido pensar en algo mejor créeme que lo habría hecho. Me golpeé estrepitosamente contra el suelo y a rastras conseguí escaparme y echar a correr. Escuché sus gritos a mi espalda indicando que me detuviera, pero estos iban quedando cada vez más atrás. Ese grandulón no podría detenerme, y nadie lo haría; tenía muchas cosas que decirle, muchas más de las que podía pensar.

Serpenteé por un pasillo iluminado y por otro durante un par de minutos, sin éxito de búsqueda. Mi ritmo cardíaco ya se estaba sosegando y eso era muy malo, porque de ese modo no sería capaz de mantener mi furia latente por más tiempo. En el camino empujé a patinadores, entrenadores y demás personal del evento sin detenerme a disculparme, desesperado por encontrarle. ¿En dónde demonios podía haberse metido?

—Ese cuádruple flip tuyo fue alucinante.

—¿Eso crees?

—No solo soy yo. Los comentaristas no dejaban de aplaudirlo.

Una risa, un leve sonido de modestia que me era más familiar que mi propia piel resonó de pronto. Me detuve en seco y giré hacia la derecha. Las voces se escuchaban cercanas, y yo de alguna forma sabía que era él.

—Siempre exageran conmigo.

—No es verdad. Fue perfecto, como siempre —dijo una tercera voz que se unía a la charla, opacada a medias por el sonido del agua corriendo.

Víctor on IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora