capitulo 1

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(Amity Park)

Danny concordaba perfectamente con Sam cuando le comentó que la nueva aplicación de chistes malísimos que Tucker había descargado en su PDA era abismalmente horrible.

Iban camino a la casa de Danny y en el camino Él y su amiga tuvieron que soportar, desde que salieron de clases, los pésimos chistes que Tucker contaba y que de algún modo inexplicable lograban hacerlo reír a carcajadas.

-Ahora escuchen este chicos: un muchacho se acerca a su amigo y le dice "oye, no puedo dejar de pensar en una canción" y el amigo le responde "tal vez dejarías de hacerlo si te quitas los audífonos" - Tucker estalló en carcajadas mientras se llevaba una mano al vientre para calmar su propia risa pero Danny y Sam se miraron entre sí sin comprender lo que acababa de decir su amigo.

- ¿Tucker, cuántos de esos chistes descargaste en tu PDA? - preguntó Danny arqueando una ceja.

-como unos 40, tal vez más, no lo recuerdo.

- ¡Oh! Genial - dijo Sam - 40 descargas y apenas hemos escuchado 5. ¿Podemos hacer algo un poco más productivo?

Danny gruñó fastidiado - Es imposible pensar en algo que sea productivo cuando no tenemos ni a donde ir. Es viernes, se supone que deberíamos de estar haciendo algo divertido ahora mismo - comentó Danny un poco desanimado ante la idea de no saber qué hacer con su tiempo libre además de cazar fantasmas - podríamos ir al cine. Estrenan una película nueva sobre robots asesinos y he escuchado muy buenas reseñas.

-Sinceramente las películas de ciencia ficción y terror han dejado bastante que desear desde hace bastante tiempo- comentó Sam con su regular tono despreocupado.

Tucker hizo ademán de querer contar otro chiste pero Sam lo hizo callar con la mirada antes de que no pronunciara palabra alguna.

-mejor uso mi PDA para ver que otras películas están en cartelera.

-Si, por favor - dijo Danny.

Tucker buscó las películas que se estrenaban en cartelera y esa actividad lo mantuvo ocupado todo el camino hasta que llegaron a la puerta de la casa de Danny.

Desde lejos Danny podía reconocer el sonido de las herramientas de trabajo que indicaban que sus padres estaban trabajando en un proyecto nuevo para cazar fantasmas (y destruirlos molécula por molécula). Solo esperaba que no hicieran nada raro con el microondas de nuevo.

Abrió la puerta y vio a su madre en su típico traje azul de trabajo. Estaba instalando un aparato con un soplete en una de las paredes cerca de la puerta.

- Ya llegué - anunció cerrando la puerta luego de que sus amigos hubieran entrado - Sam y Tucker vinieron conmigo, vamos a buscar en internet algunas películas para ir al cine.

Maddie se retiró los lentes de los ojos y sonrió.

- Hola cariño. Llegaste justo a tiempo para mostrarte como instalo nuestro último invento.

Danny se acercó para ver de cerca el aparato. Parecía un monitor con contraseña como los que usan en los sistemas de seguridad en algunas empresas para registrar la entrada y salida de quien se acerque.

- ¿y qué opinas?

-Que esto debió ser idea tuya, si fuera de mi papá esto estaría frente al refrigerador - respondió.

-Muy gracioso, jovencito -Dijo su madre sin dejar de sonreír a pesar de su comentario sarcástico- Decidimos poner un nuevo sistema de vigilancia exclusiva para la entrada. Claro que le hice algunas mejoras antes de instalarlo.

Quiso acercarse para ver el aparato aún más de cerca pero conociendo a su madre esas "mejoras" eran peligrosas para su persona debido a su mitad fantasma así que se quedó dónde estaba para no arriesgarse a que esa cosa le quemara la punta de los dedos.

Y por su puesto eso no evitó que su amigo Tucker lo apartara del camino solo para observar detalladamente el objeto.

- ¡santo cielo! es un sistema de seguridad dactilar con código integrado.

-Y eso no es todo - dijo Maddie - le añadimos una pantalla y detector de movimiento, tanto para humanos como para fantasmas. Además cuenta también con una cámara infrarroja con energía de emergencia en caso de una necesidad. ¿Acaso no es genial?

Danny soltó una risa nerviosa - Claro que sí, mamá - <<al menos no es algo que pueda dispararse contra mi frente>> pensó.

Los tres dejaron a Maddie continuar con su trabajo y subieron las escaleras a la habitación de Danny.

***

Mientras tanto en una de las muchas calles en Amity park la figura de un muchacho, cuyo rostro permanecía oculto, vagabundeaba arrastrando los pies. Encima de la cabeza llevaba puesta la capucha de la sudadera que horas atrás había robado de una banca de un parque. Bajo el suéter todavía llevaba el traje de prisionero con el que escapó de la zona fantasma, que consistía en una camisa negra y pantalones blancos. No llevaba zapatos, en la zona fantasma no los necesitaba, y de hecho creyó no tener que necesitarlos nunca pero ahora se vio obligado a caminar de esa manera por el momento.

Procuró caminar siempre con la mirada al piso y fue muy cuidadoso de no levantar mucho el mentón para no revelar su cara.

¿Ya lo estarían buscando en el mundo humano? Era obvio que sí. Sus ojos no paraban de moverse de un lado a otro buscando cualquier indicio de peligro. había estado solo durante tanto tiempo que ya no recordaba como convivir con la demás gente, al tal grado de que se alteraba con cualquier persona que pasara frente a él. ¡Dios! La paranoia se lo estaba comiendo vivo.

Un auto pasó junto a él y casi se arrojaba tras unos arbustos.

Apresuró el paso y chocó contra una persona que doblaba la esquina. El hombre se quiso disculpar pero el mero hecho de tener contacto humano lo aterrorizó y salió corriendo.

Las manos le empezaron a temblar. No podía hacerlo.

Mucha gente...demasiada.

¡Necesitaba estar solo!

Se hizo intangible cuando nadie estaba mirando y se metió a una tienda de ropa cerrada.

Allí se dejó caer al suelo y se retiró la capucha de la cabeza. La oscuridad en aquél local pareció tranquilizarlo.

-Está bien, tranquilízate, lo estás haciendo bien -murmuró para sí mismo.

Soltó un suspiro pero al hacerlo una fría neblina azul salió de su boca. Horrorizado, tomó una bocanada de airé y exhaló dejando salir la neblina otra vez.

Oh no.

Se levantó del suelo de un salto y se puso en posición de ataque.

- ¡está bien, idiotas! ¡Que nadie se me acerque! ¡Atacaré a quien se atreva! - gritó.

No sabía a quién le gritaba, solo sabía que lo estaba observando para atacarlo.

de pronto, desde el suelo apareció un fantasma de gran tamaño, de piel color verde con una chaqueta de color blanco con correas de cuero y con bolsillos en el pecho y en ambos brazos. Su rostro estaba demacrado como un cadáver, pues donde se supone que debía de estar sus ojos no había nada más que un hueco vacío acompañados con una amplia sonrisa torcida y llena de maldad. la forma de su cabeza en general era como las mascaras usadas en algún teatro de Venecia.

El chico vaciló en atacar debido a la impresión y la sorpresa que el fantasma más grande le había causado.

-Te encontré, 993 - dijo el fantasma ampliando su sonrisa.


el lado escondido y olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora