C. H. E. R. I. K: La entrevista

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-Charles Xavier, uno de los más grandes maestros de la genética. Catedrático, teniendo apenas 20 años de edad, de una de las más grandes academias en el mundo. Reconocido por ser uno de los primeros en publicar sobre el tabú de la genética mutante. Joven, apuesto y un genio. Popular entre las mujeres hasta en los hombres. Una joven promesa para el mundo. ¿Como fue que ese joven acabo aquí? Siendo uno de los más peligrosos criminales en el mundo. Charles, Charles, Charles, ¿Cómo alguien con un gran futuro adelante acabo siendo un psicopata?- No podía dejar de mirarlo. Ni siquiera había leído bien la indicación que estaba marcada antes de la segunda pregunta cuando levante mi vista y lo miré fijamente. No entendía cómo alguien con ese gran futuro había acabado como Él. Charles solo sonrió entrelazando sus manos. Seguía en la misma posición desde que habíamos iniciado este interrogatorio, lo cual empezaba a irritarme cada vez más.

-¿Alguna vez te has enamorado, Logan?- dijo con una sonrisa mientras recargaba su mentón sobre su mano. Tenía que estar bromeando. Solté una pequeña risa, captando su atención. Charles me miró poniendo una mano sobre la pared mientras seguía en la misma posición admirando su mano extendida. ¿Qué demonios está haciendo?

-Sabes, el amor es tan raro. Ni siquiera siendo un genio, ni el catedrático más joven de la universidad más grande del mundo, lo puedes entender. ¿Haz sentido como tú corazón se acelera cada vez que lo ves? ¿Acaso haz temblado con tan solo sentir su mirada sobre ti? ¿No sientes que la respiración te falta cuando estás junto a él? Sentir su piel sobre la tuya, sentir sus labios sobre los tuyos, sentir como tú corazón, tu cuerpo se descontrola cuando está él junto a ti- Charles no dejaba de ver su mano mientras sonreí como una colegiala enamorada. Dios, no me digas que... Charles estaba enamorado. ¿Quien iba a decir que un cerebrito podría enamorase a tan medida .que dejó todo solo por él? Eso es estar idiota, sin duda estaba enamorado.

-Sabes, nunca había experimentado algo igual. Pensaba que tal vez el amor no era necesario para alguien como yo. Tenía todo bajo mis pies. Un trabajo de prestigio, un alto coeficiente intelectual, ser el primer joven en publicar sobre la genética mutante. Pensaba que lo excitante que podía lograr ser el amor, mis estudios me lo daban pero estaba completamente equivocado. Lo tenía todo pero al mismo tiempo no tenía nada hasta que... lo conocí- dijo en un suspiro perdiéndose en su mano. Era como si el psicopata, asesino había desaparecido y dejado a un dulce chico que solo tenía ojos para su enamorado. Esto me había tomado por sorpresa. El ángel más temido de todos solo era un pequeño querubín. Lo miré incrédulo a lo que había dicho. Se veía tan perdido, se había perdido en su mano viendo fijamente su dedo anular mientras lo acariciaba de la parte de abajo. Sin duda, algo estaba mal.

-Charles,
                Charles,
                               Charles...

-Charles Xavier, el más joven catedrático de Oxford- Una voz melodiosa sonaba detrás mío. No recuerdo que alguien se quedara después de la reunión. De seguro, ha de ser un viejo maestro que viene a hablar conmigo sobre alguna investigación de la genética mutante. Voltee mi cabeza encontrándome con un apuesto cobrizo delante mío. Nunca lo había visto en esta universidad pero aún así no podía quitar mi vista de él. El hombre solo me sonrió mostrándome sus hermosos dientes que parecían de un tiburón, una hermosa sonrisa de tiburón.

Sentía que mi corazón empezaba a latir cada vez más rápido mientras el se acercaba lentamente hacia mi sin quitar esa hermosa sonrisa de sus labios. Mi cuerpo empezó a temblar y sabia que en cualquier momento me iba a desmayar. Esto no podía estar pasándome. Mi cuerpo no respondía solo podía verlo acercarse a mí, quedando a casi cinco centímetros de mi cara. Tenía que controlarme pero no podía. Solo estaba hipnotizado por aquellos orbes verdosos que no dejaban de verme.