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Lo primero que hizo Stiles cuando entró a la comisaría fue buscar a Hannah con la mirada, desesperado. Se quedó inmóvil cuando vio a su padre recuperándose de los efectos inmovilizantes del kanima pero sabía que estaría bien. El rastro de sangre en el piso le indicaba que algo más estaba mal. Bastó dar unos pasos más para encontrar a Lydia tirada en el piso, con una fresca herida cruzándole el estómago. Theo lo hizo a un lado, improvisando un torniquete alrededor de la herida de Lydia con su cinturón.

—¿Hannah? —preguntó Stiles, con voz estrangulada. Hannah nunca dejaría que algo así le pasara a Lydia, así que algo debió de haberse puesto en su camino para que eso pasara y si ese algo era que Hannah estaba peor que Lydia... Stiles no quería ni pensarlo.

—Stiles —lo llamó Scott—. Está en el sótano.

Stiles volteó a ver a Lydia, claramente batallado entre sí quedarse con la chica ante su mal estado o ir a ver qué pasaba con Hannah. Lydia hizo la decisión por él.

—Yo también quiero saber si ella está bien —dijo Lydia con esfuerzo. Stiles asintió, mordiéndose el labio inferior y siguiendo a Scott hasta el sótano.

—No fui yo —se apresuró a decir Malia en cuanto vio a Stiles y a Scott, seguidos de Deaton y el Sheriff, sabiendo lo mal que lucía que Hannah estuviera con una herida bastante visible sangrando y Tracy muerta a unos metros. Scott miró cuestionante a Hannah, causando que lo mirara honestamente ofendida.

—Estoy jodidamente sangrando, ¿crees siquiera que podría matarla?

—Bueno... yo... —balbuceó Scott, sin saber qué decir sin admitir que sinceramente pensaba que Hannah podría haberlo hecho. Hannah lo calló.

—Fueron unas personas —lo cortó—. Tenían máscaras. Había tres de ellos.

—Dos nos sostuvieron a Hannah y a mí mientras mataban a Tracy —añadió Malia.

—¿De qué están hablando? —preguntó el padre de Stiles sin encontrarle algún sentido a la historia. Stiles dejó de estar parado simplemente viendo y se acercó a Hannah, arrodillándose a su lado.

—¿Cómo está Lydia? —preguntó Hannah, ansiosa.

—Estás sangrando —murmuró Stiles, soltando un par de maldiciones en voz baja después de eso. Hannah lo detuvo cuando lo vio quitándose su chaqueta para ponérsela a ella.

—Lydia estaba mucho peor —insistió Hannah—. Y yo me curo. ¿Cómo está ella?

—No está bien —admitió Stiles, sabiendo que no había siquiera posibilidades de intentar mentirle a Hannah. La rubia se mordió el labio, probablemente para todos pareciera que estaba preocupada, y lo estaba, pero Stiles sabía que lo había hecho para detener el llanto que amenazaba con surgir de sus ojos. Stiles quería decirle algo pero sabía que Hannah no apreciaría que lo hiciera frente a todos y en su lugar dijo—: ¿Estás bien?

—Me curaré —repitió Hannah, no dudando en tomar la mano de Stiles entre la suya, aferrándose a él como si fuera lo único que la sostuviera a la tierra.

—¿Qué pasó? —insistió el Sheriff, intentando evitar ver la escena de su hijo y su novia, sintiéndose incómodo.

—Eran jodidamente fuertes —dijo Malia, nerviosa, apresurando las palabras—. Tenían un arma.

—No está transformándose —interrumpió Deaton, refiriéndose a Tracy—. Tenemos que sacarla de aquí.

—Oigan, absolutamente no —ordenó el Sheriff—. Esto es una escena del crimen. Llamaremos al forense.

Breaking /Teen Wolf |running#4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora