No debí enamorarme de ti [HIATUS]

Prólogo:

-Lamentamos informarle, señora Holt, que la operación de investigación en la que estaban su esposo e hijo ha desaparecido y no hay ningún indicio de vida.

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-Mamá, mamá, levántate, por favor. Ya viene el servicio social. Mamá...

La vida de Katie Holt, más conocida como Pidge en su escuela, se había vuelto muy dura después de la desaparición de su hermano y padre. Su madre había caído en depresión y ella temía que si alguien se enterara la mandaran a un orfanato.

No quería alejarse de la única familia que le quedaba. No quería perderla a ella también. Así que desde hace algún tiempo, era ella quien cuidaba de su madre. Pidge cocinaba, lavaba, hacía sus tareas, iba a la escuela y se mantenía alerta a cualquier informe que tuviera relación con el paradero de su padre.

Ella se negaba a creer que estaban muertos. Así que incontables veces se había infiltrado en el departamento de investigación en el que trabajaba su padre a buscar algún indicio. Sin embargo, la habían encontrado un par de veces y tenía prohibida la entrada allí ahora. De tal manera que ahora no quería tentar al destino y poner en juego lo único que le importaba: su madre.

Esa tarde los de servicios sociales se fueron no muy convencidos de que todo estaba bien en la casa Holt. Así que al día siguiente volvieron sin avisar y sorprendieron a Pidge lavando la ropa y a su madre en cama. Pidge trato de explicar que se debía a que su madre tenía un resfriado, pero ellos insistieron en que llevarla a un hospital y descubrieron la condición de la señora Holt.

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-¡No! ¡No pueden separarme de ella! ¡No hemos hecho nada malo!

-Ella no está en capacidades de cuidarte, Katie.

-¡No me llame así! Ella es la única familia que me queda. ¡No permitiré que la alejen de mí!

-Katie... -la niña se había aventado tratando de salir por la puerta y salir huyendo de ahí.

Sin embargo la señorita Smith con quién había estado hablando la había agarrado antes de lograr su cometido. Katie lloró y gritó, pero nadie la dejó ir. Estaba sola una vez más. Y nadie iba a ayudarla a salir de esa está vez.

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-El piloto de la misión Cerbero, Takashi Shirogane, ha sido encontrado en la frontera en condiciones muy delicadas. Está casi inconsciente y muy golpeado con una prótesis robótica muy avanzada en su brazo derecho y una cicatriz en su rostro.

Pidge soltó el control remoto y susurró:

-Shiro...