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Mis pensamientos no podían dejarme tranquila en ningún momento.
Incluso estando aquí, en el patio trasero junto a mi melliza jugando con las muñecas.
Lo único que había circulado en mi mente era romper sus muñecas de porcelana. Arrancar sus cabezas y lanzarlas lejos, sólo para ver las lágrimas de Olivia.

Papá había venido y estaba hablando, pero me sentía ida, no podía reaccionar, sólo mirar hacia el vacío.
Hasta que pude observar a cierta personita en la casa del árbol.

—Esto sólo significa algo, Oliv —Dije luego de que él se fuera, pude escuchar vagamente que nuestra madre se iría a Suiza mañana. Arranqué la cabeza de la muñeca favorita de Olivia, ya que una gran idea había venido a mi cabeza—. Ha comenzado.

Encontré a la persona idónea para morir. Una persona que deseaba ser perdonada y librada.

Octavia © | Libro #11 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora