El lunes a la mañana fue una tortura para Karol.
La noche del domingo, ella deseo que el tiempo se detuviera ahí, y que sea siempre de noche, o que el fin del mundo se produjera en ese mismo momento pero nada pasó.
Valentina le llamó al teléfono unas diez veces y Karol, contestó a la décima vez.
La rubia le contó que Candelaria no estaba en el Instituto, le había preguntado a la mayoría de los estudiantes, y ella también recorrió la escuela entera, y no se encontró con ella, ni con sus clones.
La castaña seguía teniendo medio, su estómago se retorcía cada vez que pensaba en aquello.
Después de veinte minutos de dar vuelta por toda su habitación, buscó ropa para cambiarse.
Un pantalón negro y una remera del mismo color, tomó sus converse blancas, y se las colocó.
En cinco minutos empezaría su clase, y recién salía de la casa, no iba a llegar. Sus ánimos estaban por el suelo, y la idea de que si llegaba a ir le lastimarían, no era buena. Así que todo estaba en su contra.
Acomodó su morral, la cinta que le atravesaba el pecho, le molestaba... Y sus anteojos, igual. Aún no le dieron los nuevos lentes de contacto que encargó, los otros estaban por algún lado del salón, era imposible encontrarlo.
Tenía los ojos de su madre, y esa era una de las tantas razones por las que no le gustaban. Le recordaban a ella, y eso significa sentir pena, dolor, y sufrir porque no está más.
Entre pensamientos, y discusiones con su mente, llegó a la escuela.
Hace quince minutos que la clase había empezado.
La mandarían a castigo si entraba ahora pero, prefería eso antes de encontrar a Candelaria con sus clones intentando pegarle.
Cuando sintió una mano en su hombro, un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba abajo. Se tensó, rogó que no fuera la peliroja, y así fue...
Era Ruggero. Karol rodó los ojos cuando le vio con una sonrisa maliciosa en la cara. Movió su hombro quitando la mano de él.
—Has venido, perrito. —Le acarició la cara y le sonrió.
Y ahí fue cuando la castaña empezó a temblar.
Estaban en medio del pasillo que conectaba a todos los otros.
Por uno de estos, salió Candelaria con sus clones, quienes estaban vestidas con su uniforme de porristas.
Candelaria se acercó a su novio, y lo besó, se veía ambas lenguas jugar una con la otra. Ruggero le tocó el trasero, levantando su vestido, y ella, llevó sus manos por debajo de su remera.
Se despidieron, y el italiano miró a la víctima una última vez para luego, darse media vuelta e irse por un pasillo.
—Que valiente que resultaste ser. —Dijo la pelirroja caminando alrededor de ella con los brazos cruzados por su pecho.
Karol respiró profundamente.
« No. Por favor. No. »
—De todas maneras, si hoy no venías al Instituto, te iríamos a buscar.
— ¿Qué van a hacerme?
—Algo que te quedará marcado de por vida, cielo{...}
La mochila de Karol estaba tirada en el piso cuando Valentina la encontró. Cuando alzó la vista vio a Ruggero caminando con sus manos en los bolsillos, tomó el morral de su amiga y caminó hacía él. Le pegó con el mismo en medio del pecho.
El chico levantó la vista, y encontró a la rubia con el ceño fruncido. Después miró hacia lo que sostenía, y entendió que estaba buscando a su amiga.
El italiano negó con la cabeza, y levantó los hombros. Siguió caminando.
— ¡Para ahí! —Le gritó.
Caminó donde él.
—Sabes dónde está, y me lo vas a decir, Pasquarelli. —Se le acercó.
El chico rió con ganas, y se alejó.
—Rubia, no sé donde está...
Valentina soltó una carcajada, y cuando él empezó a caminar de nuevo, ella lo tomó del brazo, y le detuvo.
—Me dices donde está, o yo lastimaré a tu novia hasta que se quede sin su cabellera. —Le guiño un ojo, y el novio de Candelaria negó con la cabeza con una sonrisa en la cara.
{...}
Ruggero la condujo hasta el lugar donde le dijo que estaba. Cuando llegaron, encontraron a Candelaria sacando una navaja pequeña de su bolso, y le apuntó.
Karol tenía moretones en la cara, y en el cuello, en los brazos, y su remera estaba toda rota, sus zapatillas pasaron a ser grises al igual que su pantalón.
Tosía con dificultad detrás de las vallas de la cancha de futbol.
La boca de Valentina cayó hacia el suelo al igual que la de Ruggero.
La rubia soltó el bolso y salió corriendo en busca de su amiga, empezó a gritarle a la peliroja hasta que ella se dio media vuelta.
Karol estaba casi inconsciente en la tierra.
— ¡Te acercas y se la clavo! —Gritó con furia.
La rubia paró en seco, y casi cae.
Tenía lágrimas en los ojos, se dio media vuelta para ver a Ruggero pero, él ya no estaba. Se había ido.
—Maldito imbécil. —Susurró.
— ¡¿Qué haces aquí?! ¿Quieres sufrir también? —Dijo Candelaria y volvió a pegarle una patada a Martina.
Ruggero llegó por detrás de Candelaria, y la abrazó. Susurró algo a su oído, y tiró la navaja lejos. Ahí fue cuando Valentina corrió hacia su amiga. Al llegar, se tiró a su lado, y tomó su pulso.
Respiraba.
Cuando subió la mirada, los cuatro ya no estaban.
Una lágrima cayó por su cara.
—Quiero morir. —Dijo, y luego tiró la cabeza para atrás.
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inmerse in the dark | ruggarol «adaptada»
Fanfiction«No vales la pena » « ¿Por qué no te matas? » « ¡Vete con tu madre, imbécil! » La vida se vive una vez, y Karol tendrá que aprender a sobrevivir en la sociedad.