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  Ruggero estaba sentado sobre uno de los pupitres mirando como sus amigos hacían bromas, y besaban a sus novias. Candelaria le guiñó un ojo, y se levantó de la silla moviendo sus caderas, acarició su mejilla antes de besarle los labios. A lo lejos, sintió los ojos de Karol sobre él, lo que le provocó a tomar a su novia por su cintura, y le tocó el trasero. Ella sonrió. Qué fácil que era esta chica.

  Estaban en una hora libre, el profesor había faltado, y nadie estaba para reemplazarlo, siquiera un preceptor estaba ahí, no gritaban, tampoco hacían ruido pero, siempre alguien se les quedaba cuidando. No eran el mejor curso de todo ese pasillo.

Karol alejó la vista de esa escena, y Valentina miró hacia donde estaba ella. Abrió los ojos de golpe al ver como sus lenguas se notaban, y la forma que Jorge tenía de tocarle.

—Zorra.
Candelaria se separó de Ruggero, y aun tomándolo por los hombros, giró la cabeza para ver el pelo de Valentina dándole la espalda. Agarró una bolita de papel, y la tomó para tirársela en la cabeza. Cuando esta chocó contra su cabellera rubia, dio media vuelta. Levantó una ceja, y la peliroja le saludó con la mano para que le prestara atención.
—Te escuché.
—No te mencioné, si te quisiste sentir identificada es tu problema. —Guiñó un ojo, y volvió a mirar a su amiga quien le sonreía.
—Dicen que si críticas a una persona es porque estás viendo tus propios defectos... zorrita.
La rubia bufó, no supo por qué le dijo eso. No se sentía mal porque ella ya sabía exactamente que no lo era, pero lo que faltaba era que esa hueca le molestara a ella. No iba a dejar que le pasara por encima, era directa, y lo era más cuando la perra estaba presente, esta siguió besando a Ruggero quien, ahora había dejado de manosearla.
—La zorra, la puta, la perra y sus derivados son sinónimos de Candelaria. —Valentina llevó una mano a su cintura, descargando el peso en esta.
Se escuchó un grito de aprobación, y algunos otros gritos de risa. Los clones de Candelaria –Josefina y Carolina– le miraron de arriba abajo para después acomodar su cabello. Se separó de Ruggero, y pasó por entre los escritorios para llegar a su lado, él le siguió deteniéndola cuando intentó tirar de su pelo. Luego, la agarró por la cintura con las dos manos, levantándola en el aire.
Valu se dio media vuelta, y la miró peleando con su novio para que este la soltara. Cuando empezó a calmarse, la dejó en el piso aunque la rubia tuvo la impresión de que ella le pegaría en cualquier momento, hay gente que dice que cuándo te enoja lo que te dicen es porque es verdad. Entonces, realmente Candelaria era una zorra ¡Qué sorpresa!
Muchos lo han comentado, y entre ellos, chicos. La mayoría eran hombres, y con todos esos la peliroja se acostó estando con Ruggero o no estando. No le importaba una relación, y si seguía con el aquel chico lindo de ojos cafés lo hacía porque era uno de los mejores en la cama.
— ¿Eres tan cobarde como ella? —Le dijo Candelaria a Valentina señalando a Karol detrás de ella. — ¿Eres tan débil y frágil como tu amiguita? ¡¿Eh?! —Le gritó, y todo el curso estaba callado. La peliroja tenía el apoyo de la mayoría por más que no le cayeran bien, estaban de su lado porque le tenían miedo.
La rubia negó con la cabeza, no era como Karol, era todo lo contrario pero no por eso iba a dejar de tal manera a su amiga. Ruggero frunció el ceño, aún seguía en una mezcla de sentimientos, no había dejado de pensar en Karol pero, ahora se había hecho un desafío con sí mismo, no hablaría sobre ella cuando este solo, no pensaría sobre su hermosa sonrisa cuando él le dice algo, tampoco de cómo sus mejillas se ruborizan cuando habla o cuando se da cuenta de que la observan. No iba a pensar en el color de sus ojos, y como la luz del día los hace brillar, no quería olvidar cuando la encontró con todo su pelo mojado después de salir de bañarse, y no tenía maquillaje, estaba realmente bella así... tan natural. Cada vez que intentaba presionar su maldita mente en que alejara sus pensamientos, salía mal. Siempre le recordaba hasta el más mínimo detalle en su cabeza, y rebotaba como si fuera una pelota, la quería, de alguna forma, sentía mucho aprecio. Siempre había sido una muy mala persona con ella inclusive cuando su madre murió, estaba sola, y en vez de ayudarla como hubiera hecho cualquier persona, la lastimaba con su grupo de amigos. Le decían cosas sobre su madre, y de qué es fue la mejor elección de todas, entonces, empezó a recordar...

<< Karol se quedaba en el salón de clases en los recesos desde el día que su madre murió. Iba al colegio porque no deseaba ver la pena de su padre en sus ojos, tampoco las lágrimas que caían por estos. Tardaron mucho tiempo en entender que debían unirse para poder superarlo, y mientras tanto, en el transcurso, le decían cosas: "¿Por qué no moriste por ella?" "Te hubieras ido lejos... como tu madre." "Vete al maldito infierno a acompañar a la persona que te dio la vida." Y este fue lo peor que le han dicho: "Si tu madre, no hubiera muerto estarías feliz, y nunca deseé eso para ti." En ese momento, Candelaria no tuvo compasión... Esa chica nunca había tenido sentimientos, y la mayoría suponía que era porque tenía problemas familiares pero nunca los demostró. Ruggero, observaba la manera en la que se escondía detrás de su cabello haciendo una cortina para que esta le tapase. Nunca pensó en qué podía ayudarla, siempre seguía al resto... Y así nunca haría nada bueno con su vida. Un día, Candelaria con sus dos amigas, Josefina y Carolina, se quedaron dentro con la castaña para intimidarla, y también molestarla.
Le dijeron cosas que, tocaron el corazón de la chica, no sabía que hacer. Se había quedado muda, la habían insultado a ella, su padre, y su madre, quien se había muerto hace no mucho tiempo.
—Por favor, cállense. —Pidió con la voz cortada.
Ruggero estaba en la puerta con unos amigos hablando cuando sintieron un sollozo dentro de la sala, y por más que hubieran querido abrir la puerta, no hubieran podido, estaba trabada con una silla para que nadie le detuviera. >>

El timbre del receso sonó, y apenas el castaño se liberó del recuerdo, salió siendo el primero en irse. Valentina también se fue, y Karol recién empezaba a guardar algunas cosas que había sacado. En segundo, todo quedó casi vacío. Había cuatro personas en el aula, y una de ella era Candelaria... Trabaron la puerta, tal como hace tiempo, y la castaña sintió como su corazón latía más rápido, y su respiración empezaba a cortarse.
«Valu, te necesito. »
—Estas sola nena, ¿qué harás ahora, perrito? —Dijo, y remarcó la 'r' al hablar. Tomó su morral, y lo empujó lejos para que no pudiera llamar a alguien.
La peliroja cruzó sus brazos, y empezó a caminar contra ella quien, al chocar con la pared detuvo su reversa para poder escapar. No tenía salida, a su lado estaban los bancos, y en la puerta, los clones. Las ventanas estaban cerradas por el frío... Mierda.
Alguien tocó en la puerta, pero ellas no contestaron, tampoco movieron nada para que no las descubrieran, Karol en un momento de desesperación, movió un banco, y Candelariala agarró del pelo, y la tiró al piso, antes de caer, su cabeza chocó contra uno de los pupitres. El golpe fue leve, pero igual, dolió. Por poco no cayó desmayada.
Escucharon un grito desde afuera diciendo que abran, y la voz era totalmente conocida por aquellas tres... chicas. Candelaria miró un segundo a Karol para luego, sonreírle. Hizo una seña con la mano para que sus amigas se corrieran, y al abrir la puerta se encontró con Ruggero.
Él le ignoró, y al ver a Karol en el piso con la mano en su cabeza, intentando no desmayarse, su calma se fue como el viento, muy rápido.
No encontraba, aún, la razón por la cual la gente molestaba de tal manera. Tampoco descifraba porqué él molestó a aquella chica hace tiempo atrás... Seguía lo que los demás hacían pero, ¿por qué? Caminó hacia ella para ayudarle a pararse, y su novia enarcó una ceja.
— ¿Te importa esta chica? —Le dijo, y él solo le ignoró, le tomó la cara entre las manos a la castaña, y le preguntó cómo se sentía. - ¡RUGGERO!
— ¡Cállate! Si, está chica me importa. —Dijo, y Candelaria bufó. Lo haría pedazos a él también.
—Te recuerdo que hace poco tiempo, tú le insultabas, y le molestabas... al igual que yo. Somos idénticos, no trates de ser bueno.
Se dio media vuelta, y se fue con sus amigas... Karol quería irse a su casa, aún faltaban algunas horas pero, no soportaría estar allí. Le dolía la cabeza, y estaba mareada. Lo mejor sería irse, siempre eso era lo mejor.
Cuando se levantó de la mesa del pupitre, tambaleó, y Ruggero la tomó del brazo. Este chico siempre estaba en todos lados, era como un ángel guardián pero este si podía verse.
La castaña abrazó por el cuello, y el chico escondió su cabeza en el de ella, inspiró su perfume que olía a rosas, y besó su hombro. Se ofreció para llevarla a su casa en susurros, pero se negó. Iría caminando...
A regañadientes, el castaño la acompañó todo el camino a su casa, le hacía bromas para que su ánimo se levantara, y ella reía pero algunas veces, el mareo volvía, y tambaleaba pero, nunca se cayó. Él estaba ahí para ella.
A pesar de todo, algo en Karol surgió cuando él besó su mejilla al despedirse... De alguna manera, Ruggero le gustaba.  

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25 votos y subo el otro capítulo :)

(El maratón estará listo MUUY pronto :D) 

inmerse in the dark  | ruggarol «adaptada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora