Unos días más.

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Clara's POV:

La semana pasó lo más rápido que me pude imaginar, después del desayuno de aquel día nos unimos mucho más. Ryland era como el azúcar que todos los días le ponía a mi café, se volvió mi Ethan en California; Rydel me trataba como si nos conociéramos desde el vientre de nuestras madres y Rocky y los demás eran simplemente adorables. Durante esta corta semana comimos como cerdos, con Rydel intercambié algunas recetas y los chicos, como buenos hombres masculinos, me ayudaron con mi mudanza.

Estábamos casi sábado y habíamos pasado todo el día tirados en el sofá que estaba frente al televisor. Ya me había aburrido, y me encontraba apoyada en el regazo de Ryland. Jugábamos Super Mario Bros en la consola de videojuegos, agradecía tanto a Santa que me hubiese regalado ese videojuego cuando cumplí 10 porque ahora era toda una Pro.

- Ryland, dile a Clara que ya deje de ganar - reprochó Ellington, el cual llevaba perdiendo ya un largo rato.

- ¿Cómo iba a saber que era tan buena? - le contestó - Aparte ustedes escogieron el videojuego - los culpó.

- Dejen de lloriquear como nenas, lo único que hacen es tirar su orgullo a la basura - dijo Rocky

- No le hagan caso chicos - me entrometí - El también esta celoso porque le voy ganando...- me burlé un poquito, era divertido ver sus caras de concentración.

Lo siguiente que sentí fue como mi cabeza caía del sofá. Mientras todos se reían de mi.

- A ver cómo ganas sin tu control. - me dijo Ryland mientras me lo arrebataba y salía corriendo por la sala.

- ¡Yo pensé que eras un caballero! - exclamé muerta de la risa en el suelo.

Me levantaba del piso dispuesta a perseguirlo cuando Rydel me llamó, quería que la ayudase en la cocina para nuestra enésima cena, no sabía como éstos chicos no podían parar de comer.

- Ya es muy tarde - comenté cuando volteé a ver mi reloj - Es mejor que me vaya retirando - dije levantándome de la mesa.

- Rotundamente no - dijo Rocky - es peligrosísimo salir a éstas horas -

Por un momento lo pensé, pero recordé lo que el viejo dicho decía "El muerto y el arrimado a los tres días apestan". No quería ser una incomodidad, me había pasado días enteros con ellos, ya era justo que descansaran un poco de mí.

-¿Cómo creen? - dije -No va pasar nada, pediré un Uber -

Anticipé lo que iba a pasar, era segurísimo que alguien se ofrecería a llevarme, por lo que comenté rápidamente.

- Aparte tengo que pasar a comprar unas cosas para mañana - divagué

- ¿Mañana? ¿Tienes planes para mañana? - preguntó Riker un poco extrañado, ellos sabían que no tengo a nadie más en California.

- Si, hay una fiesta de la empresa y tengo que asistir, es como un tipo de bienvenida interna- dije restándole importancia, pues eso era algo que no me entusiasmaba mucho que digamos.

- ¿Ven? - dijo Ross - Por eso no trabajo -

Ni había terminado de hablar cuando en su intento fallido por sentarse cayó al suelo, mientras estallaban las carcajadas en la sala. Amaba estar con estos chicos.

Al final de cuentas logré convencerlos de que estaba lo suficientemente grande como para cuidarme a mi misma y que ya conocía California mejor de que cuando llegué. Y entonces partí a lo que hoy es mi nuevo hogar, mi frío y vacío de Lynchs departamento.


Superado ¿O no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora