Capítulo 2 |RESUBIENDO

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Años atrás.

Apreté mi mandíbula molesta y cerré mis ojos pidiendo a algún Santo que se me fuera otorgado un poco de concentración, lo suficiente como para que las palabras plasmadas en el texto que sostenía en mis manos cobrarán sentido en mi mente y no se sintieran palabras vacías. Al abrirlos mire la fotocopia en mis manos, ya resignada pero con una idea fija en mi mente; lo intentaría una vez más, sino hay resultado todo quedaría en manos del destino. Apoye mi cabeza contra la mesa, aquello había sonado demasiado estúpido. Era obvio que debía poner de mi para que mis estudios fueran bien, pero que me corten la cabeza si de verdad no lo estaba intentando. Con una respiración profunda ya me encontraba de nuevo en juego; con la fotocopia en mano y con esperanza de que esta vez leer la información necesaria para probar aquel examen me quedé en mi cabeza.

Iba por la mitad del texto cuando un sonido a metal resonó por todo el local. Mi mirada cayó sobre unos ojos avellana muy curiosos que pertenecían al dueño de unas manos muy torpes.

El joven de ojos bonitos que llevaba días observándome a lo lejos inmediatamente apartó su mirada, se arrodilló en el suelo y con sus grandes y torpes manos busco el recipiente de azúcar que segundos antes había dejado caer inconscientemente. Cada tanto miraba en mi dirección, mientras sus manos nerviosamente se movían en busca del objeto, parecía tener un serio problema con no dejar de mirarme. Sonreí. Mire mi mesa llena de libros, apuntes y resúmenes, un sorpresivo gruñido escapó de mi, no deje que mi repentino buen humor se nublara con los pensamientos abrumadores al verlos, estaba demás admitir que el núcleo característico de ellos no eran más que mis estudios. Aún con mi sonrisa dibujada en mis rojizos labios cerré los libros y guarde todo lo demás dentro de la mochila que traía conmigo, había sido suficiente por hoy.
Le eche una mirada a todo lo que me rodeaba, Shandell's era una cafetería ubicada en Los Ángeles recurrida siempre por las mismas personas, el lugar estaba casi en la ruina, verlo sólo te creaba la curiosidad de saber cómo es que aún se mantenía en pie. Las personas preferían frecuentar otro tipo de sitio, quizá uno más moderno; Shandell's tenía la apariencia de un local de la época de los 90'—tal vez hasta fue fundado en aquella época y persistió hasta ahora, sólo que con demasiada humedad en el y bastante hecho mierda—, con más variedad en el menú, un mejor ambiente y hasta con más personal, no lo sé. Ver caras nuevas por este lugar no era muy frecuente, sólo sucedía si la persona era un turista o un camionero. Y la verdad…, el no tenía apariencia de manejar un camión como empleo rutinario. Es por eso que no se me pasó por alto la cara del joven manos de manteca.

Y es que esta no era su primera vez frecuentado el local.

Tampoco la primera vez que tiraba algo al suelo ni mucho menos el hecho de haberlo pillado con las manos en la masa mirándome.

Definitivamente yo no olvidaba ningún rostro.

Mucho menos uno tan bonito.

Me acerque a el midiéndolo, no sabía cuál sería su reacción. El dejo de intentar encontrar su objetivo y me observo desde el suelo como si fuera una hormiga y temiera que lo aplastase.

Tomandome por sorpresa fue el quien hablo primero, haciéndome fruncir el ceño y bufar. ¿Quién era este y a que estaba jugando?

—¿Buscas un autógrafo? ¿Una foto? ¿Ambas?

Lo mire incrédula.

—¿Disculpa?—podía jurar que estaba bromeando. No pase por alto que sus ojos curiosos me analizaron desde las uñas de mis pies hasta el último cabello sobre mi cabeza, aún así no parecía querer disimularlo. Tenía un aspecto introvertido totalmente opuesto a su actitud extrovertida, su mirada transmitía paz pero un brillo travieso se escondía tras ese avellana desgarrador. Parecía alguien del que debías cuidarte, pues su apariencia engañaba hasta a el más listo.

Mi Más Extraordinario Secreto // Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora