Capitulo Dos

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-Es un traficante de esclavos muy importante y rico. Vive en su propio castillo y está bastante protegido. Está al este de aquí- Altaïr asintió y se apresuró a salir de la biblioteca, Mairo fue detrás.

-¡Altaïr espera!- Le volvió a gritar, esta vez Altaïr no se detuvo y salió del castillo. Mairo luchó por seguirle el paso, pero iba demasiado rápido. Dio gracias al universo de que se detuviera en un lugar apartado de la gente.

-Esta misión nos la han encargado a los dos. No solo a ti- Le reprochó el joven Novicio.

-Simplemente no quiero que un niñato me frene- Mairo soltó un gruñido y apretó los puños, conteniéndose para no golpearle.

-Ahora entiendo porqué te bajaron a novicio- Altaïr le miró buscando sus ojos, pero no los encontró debido a la capucha que le cubría.

-¿Siempre quieres hacer las cosas solo? Pones a los demás en peligro por ello, ¿me equivoco?

-Sí, te equivocas.

-Era una pregunta retórica.

-No lo parecía.

-No estamos hablando de eso.

-No. Estamos aquí por una razón.

-Sí, encontrar al traficante de esclavos. Sin embargo no parece que vayas a contar con mi ayuda.

-Eres inteligente.

-El maestro quiere resultados se los dos, pero parece que solo te importa ascender a tu antiguo puesto.

-Eres un niñato muy molesto.

-No he empezado a molestarte- Se cruzó de brazos y sonrió. Altaïr apretó la mandíbula y gruñó.

-Muy bien listillo, hagamoslo a tu modo. Pero si fallamos las consecuencias caerán sobre ti.

-No esperaba que fuera de otra manera- Mairo se adelantó unos pasos manteniendo su sonrisa de victoria. Mientras empezaba a explicar su plan, Altaïr subió a un árbol y se alejó para buscar el castillo del traficante de esclavos por su propia cuenta -... ¿Lo has entendido?- Mairo se sorprendió al ver que detrás de él no había nadie -Ese maldito infeliz...- Se subió a un edificio y fue en dirección este.

Altaïr saltó al tejado fe un edificio y a unos metros divisó el castillo. Vio las entradas bien vigiladas, y lo mismo con las torres. Hizo un salto de fe cayendo en un carro de paja, se las ingenió para atraer a los guardias uno por uno y acabar con ellos silenciosamente hasta que una entrada estuviera sin vigilancia y pudiera entrar.

Escaló por la torre principal mirando por todas y cada una de las ventanas que había hasta encontrar a aquel hombre bebiendo vino. 

Intentó entrar sin hacer ruido por la ventana, pero se quedó paralizado cuando escuchó un grito desgarrador que se acercaba cada vez más. Divisó a Mairo cayendo a un montón de paja, hizo que el carro se rompiera y provocara un enorme ruido.

-¿¡Que fue eso!?- El hombre borracho se levantó de sus miles de cojines y miró a Altaïr. Advirtió una figura escalar por la pared, entrar en la ventana hasta quedar al lado del asesino y desplomarse en el suelo -¡¡Vosotros!!- El hombre cogió de la capucha a Mairo y tiró de esta levantándole -¡¡Os vais a arrepentir de esto!!

A Altaïr le pareció escuchar gemidos de dolor y observó como el traficante estrelló a Mairo contra la pared. Su capucha se desprendió pero cayó de espaldas.

-¡¡Guardias!! ¡¡Guardias!!- Altaïr se abalanzó sobre el hombre y le clavó la hoja en el cuello lo más rápido que pudo. Cuando se levantó, vio a Mairo levantarse apoyándose en la pared adolorido y colocándose la capucha lentamente.

Altaïr se acercó a el y le cogió del brazo con fuerza.

-Tenemos que irnos, ¡ya!- No esperó respuesta y le arrastró fuera de la habitación encontrándose con los guardias. Mairo se encontraba demasiado débil y apenas podía seguirle el paso. Fue una eterna persecución por el castillo hasta que lograron salir y llegar a un lugar en el que no había mucha gente -¡Idiota! ¡¡Casi haces que nos maten y...!!- Altaïr vio que un hilo de sangre caía por su sien -Estás sangrando, déjame ver...

-¡¡NO...!!

El águila mayor y el canario negro (Altaïr Ib-la-ahad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora