Capitulo Tres

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-Estás sangrando, déjame ver...

-¡¡NO...!!

Mairo golpeó el brazo de Altaïr impidiéndole así que le tocara.

-E-Estoy bien... No necesito tu ayuda...- Susurró tratando de sonar lo más convencido e independiente posible. 

-¿Y que se supone que ocultas?- Preguntó el asesino cruzándose de brazos. Altaïr hizo una mueca y alzó el brazo para quitarle la capucha, pero Mairo fue rápido y le atrapó el brazo e hizo fuerza para que no se la quitara.

-¡No!- Se echó para atrás, tropezando con una piedra y cayendo al suelo. Cerró los ojos y sintió que caía al suelo con un peso sobre el. Cuando volvió a abrir los ojos se encontró con los de Altaïr abiertos de par en par y se dio cuenta de que no llevaba la capucha puesta.

Se levantó de encima suya y se dejó caer en un banco sentado sin quitar esa expresión de asombro de su cara.

-E-eres... Eres una...

-Oh, vamos... como si no hubieras visto a una mujer en tu vida- La voz de Mairo había cambiado. Era más aguda.

Altaïr se levantó en silencio y fue en dirección a la fortaleza asesina. Mairo siguió los pasos del asesino a pocos metros y, cuando llegaron a la entrada ella le cogió del brazo parándole. 

-¿Me vas a delatar?- preguntó cabizbaja. Quería que sonara como una pregunta seria y fría, pero su voz se escuchó temblorosa. Estaba asustada.

Altaïr se zafó de su agarre con un movimiento brusco y la miró directo a los ojos. Aquellos ojos verdosos que no esperaba que fueran tan hipnotizantes. 

-Sólo no te vuelvas a entrometer en mi camino y me lo pensaré- Caminó unos pasos delante, pero se paró y se giró a mirarla -¿Mairo es... tu verdadero nombre?- Preguntó. Ella le miró y sonrió para luego volver a colocarse la capucha y esconder su rostro femenino. Negó con la cabeza y se acercó.

-Mery- Siguió caminando hasta entrar en la fortaleza hasta que Altaïr la perdió de vista.

***

-¿¡Como dices!?- Saltó Al-mualim tras escuchar a Altaïr.

-Eso mismo maestro- Dijo el asesino con la mirada baja.

-¿¡Como es posible!?

-Ella... ¡Mairo! Mairo hizo mal el salto de fe, gritó y alarmó al traficante, llamó a los guardias y... Bueno...- Hizo una pausa -Pero completamos la misión y pudimos salir ilesos... Casi...- Pensó en las heridas de Mairo... Que ahora era Mery.

-¡Pero los asesinos debemos ser silenciosos Altaïr! ¡Tu más que nadie deberías saberlo...!- Soltó un suspiro -Puedes irte. Solo recuerda lo que te he dicho para la siguiente misión...- Altaïr salió de la sala con intenciones de buscar a Mery para bombardearla con las preguntas que en ese momento le rondaban la cabeza y que no se podían responder solas.

Su instinto por alguna razón, le llevó a la biblioteca donde la encontró intentando coger un libro de un estante que no alcanzaba. Los pies de Altaïr se movieron en su dirección pero Malik fue más rápido. Mery logró sacar el libro de la estantería, pero su cuerpo se echó para atrás y Malik la cogió del brazo en el último momento, mas el impulso de la caída le hizo caer encima de ella.

Altaïr sintió un molesto ardor en su interior que le hizo apretar los dientes y hacer que sus nudillos se pusieran blancos.

Inconscientemente sus pasos se dirigieron hacia Malik y Mery y su boca se abrió para decir:

-Mairo, Al-mualim nos llama- Malik se quitó de encima rápidamente con la cara roja.

-E-esto no es lo que parece...- Se excusó. Altaïr le ignoró, cogió a Mery del brazo y se la llevó fuera fe la biblioteca.

El águila mayor y el canario negro (Altaïr Ib-la-ahad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora