En Shiro se tenía como tradición que al cumplir los 12 años los niños ya empezaban en su oficio, muy pocos decidían continuar sus estudios, ya sea, en la Escuela de Ciencias o migrando a otros reinos. Por lo general los niños tenían como referencia a sus padres y así heredaban su oficio, uno de los motivos por lo cual existía tanto orden en el pueblo.
Entre tantos estaba el caso de Kiyoshi, un joven esforzado cuya madre pertenecía al grupo de empleados de la realeza, mientras que su padre dejo su vida en una expedición de rescate antes de que el niño naciera.
Tristemente, días antes de su doceavo cumpleaños su madre fallece debido a una enfermedad al corazón por lo que quedo a cuidados de una de las amigas de su madre.
Este joven había aprendido de su madre así que, al cumplir sus 12 años pidió amablemente al Rey el puesto de su difunta madre. Se dirigió a uno de los salones donde se discutían asuntos económicos-Mi señor.- dijo un poco tembloroso, luego de que se desocuparan.- ayer cumplí 12 años y me gustaría, si es que me lo permitiese, continuar aquí, trabajando en el castillo.
-Mmm...-sonrio.- ¿Sabes? Tu madre llevaba aquí trabajando muchos años, servía el té a mi padre cuando le quedaban sus últimas instancias de vida, para que te des cuenta lo importante que fue para nosotros. Era una mujer muy hacendosa, siempre se encargaba de dejar perfecta la habitación de la princesa.-suspiró.- ¿Serás capaz de realizar todo eso?
-Haré lo que tenga a mi alcance, Mi señor.- dijo seguro.
-Confío en que si, puedes retirarte.-
La princesa, quien tenía una edad cercana a Kiyoshi, siempre rondaba por el castillo, era muy común también verla dando de comer a las aves de las fuentes, las cuales consideraba su gran pasión. Siempre decía que algún día recorrería el mundo y haría un gran libro con todas las aves del mundo.
Desde muy pequeña, había llamado la atención del joven empleado. Él le recordaba desde siempre, prácticamente crecieron juntos, aunque ella no lo recordaba, su memoria curiosa era, a su vez, frágil.
*****
Empezaba la semana y también las obligaciones de Kiyoshi, como rol de su madre, debía llevar el desayuno a la princesa, ordenar y limpiar su habitación, y también, como empleado hombre, realizar trabajos más 'pesados' como lo eran el traslado de cosas, mantener el gran jardín, entre otras. A partir de ese día, los dos jóvenes se veían más seguido.
Por otra parte, la princesa, al haber ya cumplido sus 12 años debía recibir 3 veces a la semana a un profesor particular quien le enseñaba materias como derecho y administración, cosas que siempre ella detestó, no veía la hora de que acabasen y pudiera salir a dar vueltas por el jardín a contemplar la naturaleza.
Ya se habían cumplido casi 2 semanas desde que Kiyoshi asumió el puesto de su madre cosa que a la princesa ya le había causado sorpresa y curiosidad. '¿Otro niño?' se preguntaba constantemente. Fue tanto que al acabar sus clases ella partía a buscarlo, por lo general, a esa hora el joven trabajaba en el jardín mientras que ella lo veía a lo lejos, no se atrevía a hablarle.
Por su lado, el siempre la observaba de reojo al pasar cerca, tampoco se atrevía a hablarle.
-Soy otro empleado más, no creo que tenga interés en mi.- se repetía en la cabeza.
Los sábados durante el atardecer kiyoshi, luego de terminar sus trabajos en el jardín, pasaba horas sentados frente a una gran pileta, ahí se quedaba hasta la llegada de la luna la cual visualizaba con asombro y detención. Para él era un símbolo de protección y unión 'durante el día, el sol nos ilumina, nos permite ver colores y formas, pero durante la noche se va y nos abandona dejándonos a la hermosa luna protegiendo nuestro sueño'.

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Hilo Rojo
RomanceUn hilo rojo conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podra romperse. Esta historia no es mia. Es un libro escrito por mi h...