Ugly. [Viktuuri]

8.

🌸Una semana antes de la entrega de la carta de Yuuri.

Ya no sabía que más hacer. Mi cabeza comenzaba a punzar y mi cuerpo se sentía más pesado. Estaba cansado y a dolorido. También, muy hambriento.

"Pero los cerdos como yo no merecen comer." recordé, colocando suavemente mi mano en mi estomago, sintiendo como la suave masa de piel bajaba con los días.

Eso me hacía feliz, ya no estaría gordo.

Me recosté boca arriba, mirando fijamente el techo. Era blanco, como la piel de Viktor, solo que su piel era más tersa y limpia.

Viktor, el chico del cual estuve enamorado mucho tiempo, pero que terminé alejando por no ser merecedor de su amor o amistad. Lo amé y odié al la par, cejado por celos que ni siquiera debieron aparecer.

Y si me iba, ¿sería lo mejor? Mi familia no cuestionaría, mis amigos entenderían, pero, Viktor... Él se enojaría, pero todo estará bien. No me necesita. Es Viktor Nikiforov, el chico perfecto con vida perfecta. ¿Por que necesitaría a un cerdo a su lado? ¿Para sentirse todavía mejor consigo mismo? No soy necesario en su vida ni en la de los demás, ya que simplemente soy "el amigo gordo que es buena onda", ¿No?

Si me voy, les quitaría un problema más, un estorbo.

—¿Todo está bien. Yuuri?— preguntó mi mamá desde el otro lado de la puerta. Se escuchaba preocupada, ¿Por qué?

—Sí.— contesté. No entendía el porqué de su preocupación. Yo estaba bien, solo que cada vez más delgado. ¿Acaso eso no les gustaba? ¿Preferían que siguiera siendo una asquerosa bola de grasa? ¿Por qué?

—¿Ya comiste?— ¿Comer? ¿Ahora? No gracias.

—Sí.

—¿Estas seguro?—insistió. Apreté la mandíbula con frustración. Ya había comido lo suficiente ese día, no necesitaba comer más.

—Sí, mamá. Ya comí.— repetí. Escuché un suspiro y sus pasos alejarse.

Detestaba que siguieran preguntando si "estaba bien". ¡Por supuesto que lo estaba! ¿Por qué no lo estaría? ¡Solo baja de peso, Maldita sea!

—Esto es un asco.—escupí, tomando con fuerza las sabanas de mi cama. Me levanté y me coloqué mi ropa deportiva.

No me quedaría acostado esperando a que siguieran con sus hipócritas palabras de aliento. Saldría a bajar más calorias.

Después de todo, seguía estando gordo.