Iker plan
¡Dios! ¡Qué vergüenza! Me vio llorar pero no dijo nada en relación a eso, me ayudo. Dormí tranquilo y no me sentía tan solo. Al parecer ese tío no era tan mala persona.
Me desperté a las diez de la mañana y fui al al salón, allí estaba Jhak durmiendo. Su menudo cuerpo entraba, yo apenas podía sentarme en ese sillón. No iba a despertarlo, estaba en "el quinto sueño" como diría mi madre. Fui a la cocina y me preparé algo improvisado para desayunar.
Estaba dandole la espalda a la puerta mientras limpiaba un poco la mesada. Cuando me di vuelta, vi a Jhak detrás mío. Pegué un pequeño salto y él rió. "Tranquilo tío, solo soy yo" me dijo. Ambos estábamos despeinados y con los ojos cansados, no habíamos dormido mucho la noche anterior. Me dio las gracias y dijo "No quiero molestarte más. Me voy". Nos levantamos y fuimos a la puerta. Le abrí y él salió. "Tío" le dije y se dio vuelta, "Gracias por lo de anoche." No dijo nada, me miró, sonrió, se acercó y me abrazó. Qué hijo de puta. El tío logró que yo pasarla de odiarlo a... no odiarlo tanto en un solo día. Él se fue y yo pasé el resto del día en mi habitación terminando Recuerdos del pasado. Me gustó mucho el resultado y le cogí mucho cariño, no sé por qué.Jhak
Escuché la puerta de Iker cerrarse detrás de mí. Fue algo incómodo ese abrazo ya que él era bastante más alto que yo pero noté que lo necesitaba.
Las calles estaban silenciosas. No puedo ni imaginar los secretos que debe esconder ese asfalto. El cielo estaba nublado y el día bastante gris.
No me esperaba lo de anoche, yo esperaba que me contestara un amigo, no tenía idea de que él vivía ahí. Al menos lo ayudé, él necesitaba a alguien y yo estaba ahí... para los que no creen en el destino.
Siempre lo vi como un tío fuerte pero anoche descubrí su sensibilidad. Estaba deshecho y lo disimulaba muy bien el cabron.
Llegué a mi departamento y sí... soy tan gilipollas que no llamé a nadie antes. Busqué el móvil en los bolsillos y tampoco. Es que... yo merezco el premio al idiota del año. Bajé la cabeza y, con vergüenza, le toqué el timbre a la vieja de al lado... perdón, la vecina de edad madura.
Siempre tuvimos problemas porque yo hago ruido (bastante fuerte, lo admito) en las noches y ella pone la radio a todo volumen a eso de las ocho de la mañana todos los días. Toqué con vergüenza y me abrió.- Ho... hola, Beatriz.
- ¿Qué quieres? - Me contestó fría y directamente.
- ¿Puedo usar su teléfono?
- No.
- Por favor, me quedé fuera y debo llamar a un cerrajero.
- Pues usa tu móvil.
- Me lo olvidé en lo de... un colega. - Dije dudando sobre qué palabra usar para referirme a Iker.
- No es mi problema.
- Venga, es un minuto. - Le hice una especie de cara de "Por favor, se lo pido de rodillas" y la expresión de ella cambió totalmente a una mueca de ganadora, como si hubiera ganado la guerra incondicional que teníamos.
- De acuerdo.
Entré y eché un ojo un ojo a la casa. Era la típica casa de anciano jubilado que no lo visita ni el Espíritu Santo. Llamé y me fui lo antes posible de la presencia de esa señora. Me senté y apoyé la espalda en la puerta de mi departamento esperando al cerrajero. Miré el techo y empecé a pensar. Me di cuenta que yo a Iker lo odiaba, de un día a otro, no. Podría ser lo mismo con la vieja esta. Lo dudo... con él había algo en común, con ella, no. Entre todo eso, llegó el cerrajero.
María
Sentada, apoyada en la pared. Sus rodillas flexionadas contra su pecho y su cabello mojado por la lluvia. Sus ojos transmitían tristeza, desilusión, soledad. Tenía el corazón roto y se notaba con cada centímetro de mina trazada en el papel. Las lágrimas recorrían sus mejillas abriéndose paso entre sus difuminadas y escasas pecas. Intentaba esconder sus lamentos entre los brazos para obtener un silencio de pensamientos pero cada vez que el nombre de ese chico pasaba por su cabeza, el dolor empeoraba. De cierto modo, las gotas que caían de sus ojos se mezclaban con las que caían del cielo para cogerla y hacerla parte de él. Estaba sola en la calle, físicamente. Ella sabía que había otras mil personas que la querían pero ella lo amaba a él. Él la quería pero no la amaba, se sintió obligado a hacerlo y fue para peor. Su corazón no era de ella y no podía forzarlo a que lo sea.
El cabello castaño claro, los ojos verdes apagados... sí, era yo la del dibujo. Y sí... estaba llorando por alguien que amo hace años pero no me es correspondido.
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Solo un paso || Jhiker
Fanfic《Del odio a la amistad sólo hay un paso De la amistad al amor, también》 Iker Plan y Jhak se odian, piensan que la única cosa que tienen en común es ella, María. Con el paso del tiempo se ven a obligados a llevarse mejor y a conocerse. Nunca se imagi...