Parte 2 - Coco

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Disclaimer: Fantastic Beasts and Where To Find Them pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro.

|Capítulo 2|

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|Capítulo 2|

|Coco|

A Jacob no le gustaban las despedidas, en especial aquellas que daban pie a no volver a ver a la persona de la que se despedía. O en este caso, de no volver a recordarla. Estaba amaneciendo y el hombre llamado Gellert Grindelwald había sido arrestado por los aurores de la MACUSA. Ahora caía una lluvia desmemorizante por toda la ciudad y el señor Kowalski sabía que eso no lo excluía. Sin embargo, se quedó en silencio detrás de Queenie con la inocente esperanza de que le dejaran conservar sus recuerdos sobre la magia. Si los conservaba, quizás no tendría que volver a su vida normal. Incluso ensayaba en su mente la promesa que daría de no revelar lo que sabía a nadie.

― ¿Ese no mago sigue aquí?― preguntó la presidenta de la MACUSA.

Newt, Tina y Queenie se miraron entre ellos, en silencio. Jacob tomó un respiro y dio un paso hacia adelante para dejarse ver. Miró a la presidente Picquery a los ojos y esta lo observó con detenimiento.

―Deben desmemorizarlo― ordenó. Newt ya iba a contestarle pero ella se adelantó ―. Conoce la ley, señor Scamander. Ni un solo testigo.

Y con esto dicho, la mujer les dio la espalda Con el resto de los aurores se marchó. Los cuatro amigos se quedaron allí, viéndose sin saber qué hacer. Con un gusto amargo en su garganta, Jacob fue el primero que comenzó a subir las escaleras que conducían hacia la superficie. Los otros tres lo siguieron sin hacer ruido.

Con firmeza, el no mago subió cada escalón sintiendo las piernas pesadas. Oía la lluvia cada vez más cerca. No quería perder sus recuerdos, pero seguía subiendo sin darse la vuelta. Quizás si no los miraba, no tendría que despedirse de ellos. Pero algo tironeó de su saco cuando estaba por salir, forzándolo a detenerse. Se dio la vuelta y enfrentó a sus amigos. Queenie lo sostenía del saco, sus ojos lagrimeaban. Tina y Newt lo miraban con expresiones dolorosas. Jacob habló como si nada malo pasara. No quería que estuvieran tristes por su culpa.

―Vamos, chicos― los animó ―. Yo ni siquiera debería estar aquí. No debería saber nada de esto. Sólo estoy aquí porque Newt...

El hombre se quedó pensativo. ¿Cuál era la razón por la que el magizoólogo le había mostrado el interior de su maleta y lo había dejado participar en su aventura aun cuando no estaba permitido? Lo miró confundido.

― Newt... ¿Por qué me dejaste quedarme con ustedes?

―Porque eres agradable― le dijo Newt, conteniendo las lágrimas ―. Porque eres mi amigo y nunca voy a olvidar lo que has hecho por mí y cómo me ayudaste.

―Iré contigo― siguió Queenie, acercándose a él.

―No― negó él con la cabeza.

―Podemos irnos juntos, a un lugar en dónde no importe que seas un no mago― la voz de la mujer comenzaba a quebrarse ―. Es que nunca voy a encontrar a alguien como tú.

―Hay docenas de tipos como yo allá afuera.

―No... no― dijo ella con su suave voz, acariciándole la mejilla―. Contigo se rompió el molde.

Jacob la miró enternecido y luchó por no llorar. Sabía que no había otra forma, si él no perdía sus recuerdos, sus amigos tendrían problemas. Le dolía mucho hacerlo. Los siguió mirando mientras caminaba de espaldas hacia la lluvia.

―Será como despertar― les dijo con una sonrisa, trataron de que no vieran lo apenado que estaba. Cerró los ojos mientras la lluvia fría lo empapaba de pies a cabeza. Se sintió liviano, como dormido, cómo si no hubiera nada a su alrededor. Quizás lo estaba imaginando, pero sintió una mano suave acariciándole el rostro y un beso suave con aroma a coco.

Cuando abrió los ojos, Jacob ya no recordaba nada. Pero claro, él ya no sabía que debía acordarse de algo. Se encontró en la calle, con los brazos extendidos hacia adelante, bajo la lluvia. Observó una escalera que conducía al subterráneo. No había nadie allí, pero había algo que le llamaba la atención. Sintió que había alguien que debería estar allí.

El hombre se preguntó cómo había llegado allí. No se acordaba, pero pensó que quizás era mejor irse de ahí y volver a su casa, mañana debía trabajar en la fábrica de latas. Todo el camino de regreso, se estuvo preguntando de dónde venía ese dulce olor a coco y por qué sentía que alguien lo había besado.

Continuará

Gracias por entrar a este escrito. Si quieres leer más sobre el mundo de Animales Fantásticos, entra a mis historias "Una luz en la oscuridad" o "Amortentia a través del tiempo". Los comentarios serán apreciados

Cereza Queenie

La bruja y el panadero [QueeniexJacob]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora