4.

235 9 3
                                    

La tenue luz de la luna llena, se reflejaba en las hojas de los altos árboles, que empinados al frente de Agness hacian más sombrío el bosque de Beacon Hills, la luna estaba opaca. Como si alguien le hubiese robado toda su luminosidad, haciéndola menos intensa, menos bella.

Las hojas encontradas en el suelo se tornaban oscuras dado a la escasa luz en la zona,y crujían bajo sus pies en cada zancada rápida que ejercía tratando de perseguir a su objetivo. Aunque no era tan rápido como él, no se rendía ante sus apresurados pasos huyendo de ella, Agness persistía para alcanzarlo, como si él fuese el único filete del mundo y ella estuviese extremadamente ansiosa de saborearlo entre su boca.

El chico se detuvo en seco en una zona donde difícilmente podía especificar donde se hallaba; el follaje de los altos pinos y árboles intervenían en lo que pudiese haber más allá, bordeando un círculo alrededor de él quedando sólo el tenue y perpetuo reflejo de la luna iluminando todo en sus aledaños.

Un ruido proveniente de unos arbustos de cara a él, lo hizo estremecerse e inmediatamente y sacar sus afiladas garras a exterior, al igual que sus colmillos puntiagudos en donde antes se encontraban sus caninos. El sonido proveniente se justificó al observar detenidamente a una chica de unos 15 años de edad, arrastrando su pierna derecha de donde sangre borboteaba de una cortada profunda que traspasaba la tela del jean azul claro. Estaba sujetándose la pierna, como si esta se fuese a desprender en cuanto sus dos manos no estuviesen ahí para sostenerla.

—Ayúdame —espetó la chica chillando, antes de rendirse en el suelo.

Corrió hacia ella, sujetándola entre sus brazos dispuesto a cargarla hacia un hospital , pero ella actuó rápidamente sacando un objeto filoso que arrojaba un destello , donde una gota de un líquido amarillo corría desde la punta , hasta la base del objeto; y lo clavó en el estómago del chico, haciéndolo contraer su rostro, hasta caer de lado sujetando al objeto filoso para quitárselo de sus entrañas, pero la chica se colocó de pie empujando con su zapato el objeto en dirección contraria de la que el muchacho intentaba sacar el cuchillo

Finalmente, se quedó inmóvil, con sus ojos abiertos admirando el verdadero rostro de la chica, sin trucos mentales.

—¿No te han enseñado a nunca confiar en un zorro?

(...)

El estruendoso eco de la flecha aterrizando en el tronco del árbol sonó originando que las aves se desprendieran de las ramas, agitando sus plumas para posicionarse en otros árboles más altos.

Las comisuras de mis labios se hicieron más anchas dejando observar una sonrisa de victoria, tras haber dado en el blanco. Hasta que segundos después mi rostro se tornó consternado, al oler el fuerte aroma de un hombre lobo, más que reconocible para mi sistema olfativo.

Apunté con mi arco hacia donde lo había olido, pero rápidamente se movió hacia un arbusto aledaños a él, mientras mi arco lo perseguía en cada movimiento que hacía. Me apresuré a lanzar la flecha, con mi perfecta e impecable puntería, sin embargo no escuché que golpeara un cuerpo, ni que el hombre lobo hubiese ahogado un grito de dolor.

Lo cual me hizo estremecerme, dado a que me considero una total neófita en esto de ser mujer lobo.

Finalmente, salió de los arbustos, haciéndome presenciar su alta figura a unos tantos y escasos metros de mi ubicación, seguramente habrá escuchado el vuelco descomunal que hizo mi corazón apenas vieron sus ojos.

Isaac

Sostenía la flecha que anteriormente había lanzado hacia él, en una de sus manos, admirándola al darse cuenta que mis ojos se posaban en ella. Y levantó las manos en gesto de rendinción.

La Hermana de Malia Tate || Isaac Lahey #CarrotAwards2017#PencilAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora