Capítulo 02: Verdaderos lazos

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Esa noche Adolf Valentine murió y nadie lo volvería a ver, después de todo, lo que se va no vuelve ¿cierto?. Así es la vida.

Los muertos no volverán jamás. Por eso, debes cuidar lo que tienes con tu alma y tu vida. Si amas algo, protégelo de todos y de todo y jamás dejes que alguien te diga que estás mal por seguir un sueño. Vive cada día al máximo, ya que no sabes cuándo morirás. Lamentablemente nadie sabe si mañana despertará...

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En el callejón

No entendí la situación al inicio. ¿Por qué me veían así? ¿Hice algo malo?. Pero luego lo comprendí. Mire el suelo y vi un charco de sangre junto con los ladrones muertos. Tras el susto inicial, no podía comprender nada. Fijé la vista en mis manos y note algo escalofriante. 

Yo los había matado. Sí.. ¡¡yo!! No podía creerlo... ¿Cómo lo hice? ¡¿Qué rayos paso?!

Tantas dudas vinieron a mi cabeza, no entendía que sucedía a mi alrededor. Entonces Guillermo me dio un puñetazo y dijo:

Guillermo: ¡¡Despierta Adolf, debemos irnos!! -gritó con desespero-

Adolf: Pero yo...

Nicole: Sí, vamos. -Sentencio Nicole con un ensamble preocupado y pálido-

Comenzamos a caminar hasta que escuché:

Mina: ...¿Qué eres Adolf? -dijo en un susurro casi inaudible-

Cuando volteé a ver a Mina, vi el miedo en sus ojos, ese terror de no entender qué pasaba. Me veía como a un monstruo. 

Quise tocarle el hombro y decirle que todo estaría bien, pero apartó mi mano y se fue corriendo a toda velocidad. Me sentí destrozado, lo admito. ¿Era mi novia y me veía así?. Lógico que nadie entendería su reacción si no se ponen en su lugar. Yo tampoco lo entendí porque no sabía qué había hecho.

Nos fuimos de ese lugar hasta llegar a casa de Nicole. Ella se encontraba en el baño vomitando. Era la primera vez que veía muertos en su vida. Mientras tratábamos de calmarnos, Guille me explicó lo que sucedió. Me contó que en el instante que la bala impactó en mí, una especie de campo la desvaneció y mi mirada cambio, al igual que mi pelo y aura. Todo en mi cambio. Moví mi mano hacia la del ladrón y se la desintegré apenas tocándola, como si tuviese ácido o fuego a la temperatura del sol en mi palma. Luego rompí su cuello y lo dejé tirado para continuar con los demás ladrones sin remordimiento. La única frase que salió de mi fue: "Nadie los herirá". 

Yo quedé estupefacto e incrédulo, incluso me reía nervioso.

Guillermo: No miento. ¿Por qué crees que Mina te vio así y huyó? ¿Por qué crees que Nicole está tan mal?

Adolf: Pero, yo soy humano... ¿No? -mire a los ojos de Guille y él suspiró-

Guillermo: Sí, eso parece... incluso tocándote no me quemo. Cuando te toqué con mi mano no la desintegraste o algo así...-miro su mano confundido- es algo raro... no lo entiendo del todo...

Adolf: ¿Tendrá que ver con la explosión? -especulé- Yo en ese entonces caminé sobre las llamas. Quizás algún químico se me impregnó o algo. -viéndolo de ese modo, tenía sentido-

Guillermo: Miras demasiado anime, hombre. -bufó- Eso te está afectando la cabeza.

Nicole: No lo molestes, Guille. -entró Nicole a la sala. Me miró preocupada y aun pálida- ¿Te sientes bien Adolf?

Adolf: Yo... sí, estoy bien... Pero Mina está...

Nicole: No lo hagas, déjala. -me cortó- Ella necesita estar sola para asimilar todo esto.

El legado de un DestroyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora