Bitácora +

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D2: Sentía como desde el interior de mis huesos surgía las ganas de llorar, y con ellas la angustia escribía un copas; que bailaban por mi columna vertebral. Sentía, como con violencia se posaban en mi garganta. Sentía como el baile se convertía en una lucha entre ellas. Una pelea para ver cual se coronaría por destruirme primero. Así continuaban, apretando mi garganta y empujando mi cabeza, con tal ferocidad que la vida misma parecía temblar conmigo.

Ahí surgía el miedo, ahí se volvía real. En el momento en que la presión es tanta que las lágrimas salen solas, calientes y arden en todo tu cuerpo. En este punto la realidad te golpea en la cara, no controlas nada, no puedes hacer nada; el sueño no vendrá y la inmensidad de la noche te envolverá en sus fauces. Así fueron nuestros comienzos, así se sentía al principio ser abandonado por Morfeo; Al comienzo y a veces ahora también.

P.D : Hoy ya soy un desertor, que conoce la veracidad de la noche y lo traicionero que es su propio cuerpo; que es consiente que -aunque corra un maratón,me rompan el corazón- el sueño no vendrá o llegará tarde (a veces es generosos y me concede un par de hora con su compañía).

5:09 am.

D3: Reprocha mis problemas de sueño con tanta preocupación en sus ojos, que llama a mi desesperación nocturna. Logra que sienta la noche pesada, que me duela hasta la médula decepcionarla. Ahora que la alarma me reprocha las dos horas que me quedan para dormir, permanezco sin entender, como su declaración de guerra a mi insomnio, calo tan profundo en mi.

6:33 am.

D6: Viaje a casa. Abuela insiste que el mejor remedio para acabar con la dictadura que el insomnio estableció es: contar ovejas "tienes que verlas entrar al corral"dice y - aunque yo con toda sinceridad- le explique que no sirve, ella asegura, que no lo hago bien. Abuela es grande y mágica como las montañas que han sido esculpidas por el tiempo, llenas de historias. Abuela es cálida como el sol en la mañana, ingeniosa como las hadas y muy graciosa a su manera.

Abuela: Hoy tampoco supe contar ovejas... hoy tampoco gané, pero pensé en ti y mi corazón se apretó, llore de orgullo al conocer los caminos que has recorridos y me sentí muy vivo, muy afortunado por los caminos que abriste para todos nosotros. Te admiré a ti, a tus historias hiladas con tus hábiles manos en mi memoria. Con esas manos que me abrazan y pellizcan con el mismo amor. Abuela sabe contar historias y eso es una de las cosas que más me gustan de ella.

4:04 am.

INSOMNIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora