Día dos.
Raramente no había derramado una sola lágrima en las últimas 32 horas, desde que pasó lo de Lily. No porque no me doliera, lo hacía, y era malditamente aterrador imaginar todas esas cosas por las que podría estar pasando. Pero de nada servía llorar. Siempre fuí ese tipo de persona que odiaba llorar. ¿Cuánto tiempo habría perdido la gente llorando? en vez de salir y tratar de buscar la mínima solución a a sus problemas. Era lo que siempre pasaba por mi cabeza en un momento difícil. "La tristeza nunca se va si tu no buscas la felicidad." me recordaba siempre. Era algo así como mi mantra personal.
Luego de esa charla llena de confesiones con Catherine, aquí estábamos de nuevo los dos, pero ahora más serenos. Tratando de encontrar una manera de recuperar a la persona más importante en la vida de ambos.
-Así que, ¿lo mejor no sería contactar a la policía? no podemos hacer esto solos, es imposible.- Sugerí a mi suegra.
Ella solamente negó con la cabeza y respondió con un rotundo "NO"
-Estuve demasiado tiempo aprendiendo de esa mafia como para saber que si el caso se hace público, la matarán. El FBI lo que quiere es hacerle publicidad y así tratar de difundir el caso para encontrarla más rápido. Y eso definitivamente no nos conviene. Si se la han llevado para lo que tengo en mente, simplemente la matarán y la dejarán abandonada por el desierto o en cualquier lugar por el que crucen y no puedan dejar rastros. No les conviene tener evidencias de las víctimas, y entonces ellos se deshacen del cuerpo. No les pesa nada hacerlo. Son asesinos a sangre fría. ¿Quieres que pase eso? porque yo definitivamente no.
Reproducí rápidamente esas diapositivas por mi mente, e inmediatamente descarté esa idea. Con cada minuto que pasaba, me convencía más de que esos hombres carecían de alma y corazón, y eso solo reforzaba mis ganas de querer acabar con ellos.
-¿Hay algo más que deba saber con respecto a esa porquería del infierno a la que ellos llaman "negocio"?- Quise saber más y más acerca de esto. No porque fuera masoquista y me gustara imaginar todo lo que hacían esos cabrones, si no que me intrigaba. Con conocimiento sobre sus sucias artimañas, sería un poco más fácil hacer esto.
Ella suspiró tristemente.- Desperdiciaríamos demasiado tiempo hablando acerca de esto, no te imaginas toda la clase de sucios trabajos que hacen esos sujetos, así que es mejor que lo vayas descubriendo poco a poco. Y entonces botando la ídea del FBI, tal vez podríamos considerar contratar alguna clase de investigador privado. Explicarle nuestro caso, y entonces salir poco a poco de esto. Yo conozco a uno bueno, un viejo amigo que seguro puede ayudarnos.
Esperamos poco menos de cuarenta minutos antes de que el viejo sujeto barbudo se encontrara en la misma isla de la cocina en la que habíamos pasado la mayor parte del tiempo las últimas horas. El anciano cincuentón tenía una apariencia demasiado gentil y tosca a la misma vez, con ese atuendo de un exitoso licenciado retirado.
-Adam, es bueno volver a verte. Te agradezco haber venido. Este es mi yerno, Justin. -Catherine nos presento ya con pocas fuerzas.
El hombre asintió amablemente hacia mi, y sin perder más tiempo, hablo:
-Cathe, querida. Siento lo de tu hija, me he enterado por parte de mi esposa. Supongo que esto es muy duro para ti, y te aseguro que te ayudaré en todo lo que esté a mi alcance. Así que bien, ¿quieres decirme exactamente que sabes acerca de lo sucedido?- Sacó un elegante bolígrafo y un pequeño bloc de notas del bolsillo interno de su caro traje, y apoyó los antebrazos contra la mesa de mármol dispuesto a escuchar a Catherine.
-Antes de llegar aquí, a Nashville, pasé por circunstancias demasiado difíciles. Cuando tenía quince años, fuí engañada y raptada por un padrote. Me llevaron a México, a pasar toda ese infierno del entrenamiento.- Le soltó como si el señor supiera de que estaba hablando. - Despúes me trasladaron a Lisboa y me forzaron a prostituirme. Tiempo después, fui obligada a casarme con Iván Abella, mi proxeneta, el mismo infeliz que me arruinó la vida, y el padre de mi hija. El me enseñó algunas cosas de su supuesto trabajo. Pasaron semanas, y cuando me topé con la oportunidad, me escapé de ahí junto con las chicas que se supone debía recibir. Lo traicioné. Y entonces largué de ahí. A un lugar donde pensé no me encontraría. Y fallé. Ha vuelto por mi hija para vengarse de mi, para vengarse de mi traición, le hará lo mismo a Lily.- Resumió la historia nostálgicamente.
El hombre suspiró pesadamente y miró hacia ambos para negar lentamente con la cabeza.
-Lamento decirte esto, pero lamentablemente no puedo ayudarte, querida. Esto significa mucho riesgo para mi y para mi familia, y también para ustedes. Es meterse con personas demasiado peligrosas.
-Te pagaremos lo que sea necesario para que nos ayudes. Por favor. El dinero no es problema aquí- Ofrecimos sabiendo que realmente lo era.
-Esto no se trata del dinero, si no de la seguridad y el riesgo que implica. Aparte es muy difícil hacer esto. Es como buscar una aguja en un pajar. Seguro sabes que ellos no se asientan en ningún lugar por mucho tiempo. La chica puede encontrarse en cualquier parte del mundo ahora mismo, los sujetos tienen demasiado poder, y yo sinceramente no pienso arriesgarme al meterme ahí. Lo siento. - Se negó de nuevo haciendo que lo odiara con cada jodida palabra que decía. Esto se trataba de voluntad, y el obviamente no la tenía.
-Con la información que tengo tal vez podríamos hacer esto más fácil. Siento discretos e inteligentes podemos lograr esto. Por favor, Adam. Te lo ruego.- Suplicó Catherine llorando.
-Enserio, siento desde el alma no poder hacerlo. Con la información que aseguras tener, entonces pueden hacerlo ustedes dos. O pueden buscar a un investigador que quiera tomar ese riesgo. Aunque sinceramente, chicos, no creo que sea posible encontrar a alguien que sea capaz de arriesgar su vida de esa manera. Lo siento. Suerte- Dicho eso, se paró del taburete, y salió. Dejándonos a ambos con poca esperanza y una gran pregunta:
¿Dónde había quedado esa voluntad con la que había entrado hace unos quince minutos?
