Capitulo 3 (JESS)

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::JESS::

 Toda mi bravuconería imaginada de princesa guerrera se desvanece cuando soy derribada por la puerta gigantesca de Geekstuff.com. Mientras paso por ella me golpea haciaadelante como una muñeca de papel. Es todo lo que puedo hacer parasalvarme de caer sobre mi cara en el oscuro vestíbulo. Los contenidos demi bolso crean una cascada de basura y papel. Me las arreglo paramantener mi máscara de compostura manteniendo mis ojos calificados enel disperso desastre.

Envases de maquillaje y mi preciado iPhone han sido disparadoscomo balas. Viajan lo más lejos, viniendo a parar en la base del mesón conforma de gota, y por suerte, vacío.

No escapa de mí en este campo de batalla con aire acondicionadoque mi respiración suena embarazosamente irregular junto a las muycalmadas y adecuadas inspiraciones estables de Gray.

Está en algún lugar a mi derecha.

Miro a través de mis pestañas y encuentro sus Converse azul marinomoviéndose al epicentro de mi desastre. Me muevo en dirección contraria.Mientras se agacha para recoger algunas de mis cosas, estoycompletamente consciente de que el tipo tiene acceso directo a missecretos de entrevista.

Esto me hace sentir enferma, y enojada conmigo misma por perderel control de mis cosas. Y de mí misma. Nunca pierdo control de eso. Tengo pánico por un momento y miro dentro de mi bolso,relajándome un poco cuando me doy cuenta de que es sólo mi maquillaje ymuestras de productos (como veinte pegatinas de parachoques) las que sehan caído. Los currículum y la lista ridícula de «Cómo Ser Normal» que misiempre útil hermana me pasó esta mañana todavía debe estar al fondo demi bolso.

A salvo.

Estoy orgullosa de las pegatinas de parachoques así que… dejémoslomirar. Tal vez lo intimidarán.

Porque no estoy preparada para tener cualquier tipo de sesión deconfrontación comprensible: una sesión que debe pasar pronto, voy detrás de mis otras cosas.

Recojo mi teléfono y el polvo sunshine glow mineral primero. Esteelemento ha estallado en bolitas de polvo beige algunas veces en mi bolso.Estoy feliz de encontrar que está intacto y no sobre toda la alfombra colorberenjena. Odio la basura, pero es el único producto que puede borrar loscírculos oscuros permanentes que tengo bajo mis ojos por no dormir en la noche.

Recojo el envase de rubor después. Es necesario porque tiene elespejo y los refrescantes tonos rosa que mis mejillas de color gris ansían.Mi brillo labial, luego las gotas para los ojos que disminuyen elenrojecimiento son lo último. Meto los objetos en los bolsillos de mi falda y me siento levemente consolada por su presencia. No que sea vanidosa oalgo; es sólo que sin estos productos luzco como el muerto caminante.

Una vez que estoy segura que mi expresión es sólida y calmada, meobligo a girarme y ver a mi oponente.

Gray ha recogido casi todas mis pegatinas de parachoque. En lugarde lucir impresionado y derribado por mis muestras de productosgeniales, tiene el valor de tener una expresión confusa. También estásacudiendo su cabeza.

Con una mirada rápida de rayo hacia mí primero, lee una pegatinade parachoques: —¿Miembro: CLM. Los Chicos en los Libros sonMejores? —Sacude su cabeza de nuevo—. No sabía que tú hacías estaspegatinas de parachoques. Este ha estado en tu auto desde el mes pasado.

Jadeo antes de que pueda detenerme. —¿Cómo sabes eso?

—Me gustan los autos y amo los Jeeps.

Sus ojos revolotean a mi rostro de nuevo y sus mejillas se ponentodas rojas. Esta vez está intentando mantener mi mirada así que yo memantengo en la suya en un cruce de miradas y no respondo. El silenciosiempre enloquece a las personas. Se encoje de hombros como si no lo hubiera notado y continúa: —Tu Jeep es el vehículo más adornado de la escuela entera. —Mueve mipegatina en el aire—. Pegaste este mismo tipo de tontería de cintaadhesiva justo en la pintura. Se llaman pegatinas de parachoques por unarazón. Van en el parachoques. A pesar de que con tu paquete cromado nisiquiera haría eso.

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