“—¿cuando fue que comenzaste a faltar a la escuela?
—luego de nuestro primer beso.”
Al otro día llegue a la escuela como en todo día normal, salvo que no podía disimular aquella sonrisa de idiota en mi rostro. Cuando estaba en el casillero las manos de Isaac rodearon mi cintura y pude apreciar como su rostro también estaba adornado con esa sonrisa de idiota. Veía a la gente pasar y quedarse viéndonos, pero no me importaba.
—ven conmigo —susurró comenzando a caminar y tomando mi mano para asegurarse de que lo siga.
Me llevó hasta el parque donde la mayoría del colegio iba a almorzar o cosas así, pero claro que ahora estaba desierto ya que todos estaban en la escuela. Estuvimos ahí por horas, hablando, besándonos, escuchando música, pero todo terminó cuando nos percatamos de la hora y de que teníamos que volver a nuestras casas.
Salvo que por la noche Isaac apareció en mi ventana, estaba alterado y no me dijo porque, solo me pidió que lo abrace. Decidí traerle algo para que cene y dejarlo quedarse a dormir, claro sin que mis padres se enteren.
“—¿que hicieron en la cama?
—solo...solo nos besábamos
—bien, prosiga
—no hay nada más que decir, ese fue el día donde comencé a ausentarme en la escuela”