Primera Parte

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Bien. Ese día estaba detrás las rejas mirando el partido que estaba 17 a 12. Los visitantes iban ganando.
Y alguien me abrazó por detrás rodeando mi cintura rapidamente, se acercó y me susurró al oido.

- Te extrañé.

Me dí la vuelva esperando que sea él y en efecto, era él...con esa sonrisa.

Me dí la vuelta y lo abracé mas fuerte que nadie e involuntariamente cerre los ojos, luego lo miré y tenía deseos de...

-Hazlo- me dijo.

-¿Qué?

-Hazlo o yo lo haré.

-¿Qué? - volví a preguntar.
Y me beso.

(...)

Había sido la mejor semana de mi vida. Él habia vuelto a mi y era lo mejor que me había pasado en tanto tiempo.

Creí que todo estaría bien, sin embargo mientras hablábamos me dí cuenta de lo mucho que el había cambiado física y emocionalmente. Tenía los brazos más gruesos y la espalda más ancha, sin embargo la sonrisa boba que me cautivaba estaba intacta.

-¿Amor?- dije, desviando su mirada que estaba en la televisión y se clavó en mi.

-dime- dijo con sus ojos negros ahora en mis labios.
Quería besarlo.

- estas...diferente.
Su cara mostró decepción.

-lo sé - dijo cortando ese asqueroso silencio - con los años uno cambia, tu también cambiaste.

Rayos, odiaba cuando era tan sincero y decía hasta las verdades que yo no me atrevía a decir. Porque si, había cambiado.

-guau, nena. Estas tan cambiada-dijo, notando que yo no decía una palabra.
Siento que esto no va por buen camino.

- por qué lo dices- dije tratando de ser firme a su mirada seria, esa que todo aquel que lo conocía temía.

-¡No me estas gritando!- dijo a gritos.

-Pero tu si- dije frunciendo el ceño extrañada, él nunca gritaba. Tanto había cambiado.

-lo siento, esto es extraño.

-complicado- recalqué.

-Ambos cambiamos - tragó saliva - pero el sentimiento sigue, ¿verdad? - dijo temblando.

-Claro que si, nunca lo dudes, aunque lo niegue, siempre seré solo tuya - dije susurrando mientras me acercaba a él.

-¿Corazón?- me dijo. Amaba cuando me decía así. Me enamoraba un poco más, si eso fuera posible.

-Dime.

-Extraño que me grites - dijo con un puchero y haciendose pequeño al sentarse en el sillón.

-Hace tiempo que no grito - dije. Él hizo una mueca de interrogación.

-Ya no soy la niña escandalosa -dije sin más.
Se acercó haciendo cara de ofendido, sabía que era sarcasmo.

-A donde se fue el amor de mi vida que gritaba a todas horas y se llenaba de bilis por tonterías-quería reír y besarlo.

Rayos...lo extrañaba tanto.

-Creció - dije.

-eres otra - me dijo serio otra vez.

-no te hagas, tu también eres otro - dije sentándome en su regazo.

-como así - dijo indignado, más sarcasmo.

-como estas ahora mismo - dije señalando todo su cuerpo - donde esta el chico que solo hablaba para participar en clase y luego era más cerrado que una almeja - dije risueña.

Hasta El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora