baby, baby » l.h.

drei

Antes de empezar a leer el capítulo hay unas cuantas cosas que quiero explicar. La primera es que ya hay nueva portada, yaaaay. Y la segunda es que muchos deben de estar hartos de que borro y vuelvo a subir esta historia, lo siento. Ya no lo volveré a hacer, esta fue la última vez. A partir de ahora actualizaré capítulos nuevos, ya que todos están editados y ""mejorados"". La trama de la historia no va a cambiar pero si algunos detalles y la ortografía también. Gracias por la paciencia, sigan leyendo, los quiero xx

A la mañana siguiente cuando volví a abrir mis ojos me tope con el mismo techo color rosado y agrietado del día anterior.

Mi primera reacción fue asustarme porque no tenía claro lo que había pasado la noche anterior. Poco a poco fui terminando de despertar al mismo tiempo que todo el dolor que mi cuerpo sentía, regresaba.

Me tomó todavía unos segundos más que los recuerdos regresaran a mi cabeza y todo volviera a tener sentido. Mi mano seguía estando adolorida al igual que mi cabeza. Las banditas seguían en su lugar y sólo hasta ahora que las vi con detalle me di cuenta de que tenían corazones, flores y demás en el estampado.

Una involuntaria sonrisa se había formado en mi rostro. "¿Qué clase de chica usaba de ese tipo de banditas?", pensé y giré mi rostro, esperando verla aun dormida junto a mi pero el otro lado de la cama estaba vacío igual que siempre y no sólo eso, estaba frío. Pasé las yemas de mis dedos por encima de las sábanas, sintiendo como mi pecho se llenaba de nostalgia, deseando con todo mi ser que mis noches de soledad acabarán porque estaba volviéndome loco.

En una recopilación de los acontecimientos ocurridos la noche anterior me di cuenta de que mis problemas con el alcohol cada vez me llevaban más lejos de lo que me imaginaba.

Primero me habían corrido de mi lugar favorito en la ciudad porque mi intolerancia a la incompetencia me había llevado a golpearle la cara a Stan. Después conduje sin rumbo hasta terminar en un barrio que desconocía donde una stripper me había encontrado y llevado al hotel de mala muerte en el que me encontraba. Ahora estaba adolorido, cansado y con una resaca horrible. Que gran noche, Luke.

Me enderece sintiendo como el dolor se intensificaba y las punzadas se hacían presentes en mi cabeza. Metí mis manos a todos los bolsillos que tenía y también a mi billetera. No estaba de más asegurarme de que no me hubieran robado, después de todo no sabía cuanto de lo que recordaba había pasado exactamente así. Saqué mi celular, sintiéndome aliviado de que siguiera conmigo.

Me di cuenta de que el reloj marcaba las 3 de la tarde y a pesar de que era domingo, lo cual significaba que ni tenía que ir a trabajar, si tenia que asistir a una de las incontables citas que mi madre me había programado sin autorización.

Me puse de pie con la intención de encontrar algo que me diera algún indicio de donde me encontraba y como caído del cielo, ahí estaba una pila de tarjetas con el nombre, teléfono y dirección del motel. No dejé pasar más tiempo y llamé a la única persona que tenia en marcación rápida.

— Mark. — Pronuncié cuando el chico respondió a mi llamada. No había utilizado mi voz desde la noche anterior, por eso no me había dado cuenta de que ahora tenía la voz más ronca de lo normal, parecía que iba a enfermarme de gripe.

—¿Quién habla? — Preguntó. Jamás me había sentido tan contento de escuchar su irritante voz.

— Luke, obviamente. — Me aclaré la garganta sintiendo una picazón sobre ella. —Lo preguntas como si recibieras muchas llamadas al día.

—Oh, buenos días Luke.— Sonaba de lo más tranquilo, como si ni siquiera estuviera preocupado por que no llegué a dormir. Era sólo una más de sus tácticas para hacerme enojar. —¿Como haz estado?