Finge ser mi novia [EDITANDO]

Capitulo 1

Alisson en multimedia.

*CAPITULO EDITADO*

ALISSON

— Tengo ganas de ir al baño— soltó de la nada Toby, mi hermano menor — Ahorita regreso — dicho esto él se esfumó.

Suspiré con cansancio, estaba entrando en una desesperación horrible pues ya teníamos un buen rato en el aeropuerto esperando a que mis papás hicieran quien sabe qué cosa.

Me habían regalado un vuelo a Australia de una semana y media por mi cumpleaños número 17. Y es que ¿como no aprovechar esa oportunidad? ¡Es Australia! Es lo mejor que pudo pasarme.

— ¿En qué piensas enana?—Preguntó Ethan, mi hermano mayor sacándome completamente de mis pensamientos.

Sonreí y negué levemente mi cabeza.— en nada. — respondí recostándome en su hombro.

— ¡Ya me quiero ir! — chilló Toby tomando asiento.

— Eso fue rápido — le dijo Ethan.

— Meh — hizo una mueca — al final se me quitaron las ganas — finalizó mientras recostaba su cabeza sobre mi regazo, su rostro parecía cansado así que comencé a acariciar su suave melena.

Ethan y Toby son mis hermanos y yo soy la de en medio, la única mujer. Mi hermano mayor tiene 18 años y mi hermano menor tiene 14 años.

Y si preguntan si es divertido tener hermanos hombres, la respuesta es sí, aunque aveces son muy sobre protectores y hacen cosas sin sentido, los adoro mucho, ellos dos son mi vida.

Estuve un rato mirando a todas las personas que pasaban con sus maletas en mano, al igual que otras pasaban llorando porque quizá se les fue un ser querido. Ñe, en fin, no tenía otra cosa mejor que hacer.

Suspiré de aburrimiento por segunda vez, ya quería llegar a casa pero mis papás no regresaban y ya se habían tardado muchísimo. Ya mis pies comenzaban a doler y tenía mucha, mucha, MUCHA hambre.

De pronto mis ojos se detuvieron en un chico y ¡oh por Dios! fue lo mejor que pude hacer, pues  el chico estaba guapísimo.

Tenía cabello castaño claro, ojos azules, y sobre todo un perfil realmente bello, él estaba caminando a paso apresurado mientas hablaba por teléfono, lo seguí con la mirada pero ¡Dios!, parecía como si alguien lo estuviese correteando ya que se miraba bastante desesperado. De un momento a otro un grupo de personas se pusieron frente a mis ojos evitando que yo pudiese verlo.

Quítense maldita sea.

Dios escuchó mis plegarias pero...

Él ya no estaba más.

Suspiré rendida y cerré mis ojos.

Maldita gente me arruinó la vista.

—¿Que andabas viendo pícara?— preguntó mi hermano mayor haciendo que yo abriese mis ojos alarmada. Reí levemente y volví a cerrar mis ojos negando con la cabeza.

—Nada, nada.

***

Por fin habíamos llegado a casa, después de no sé cuantos minutos más.

Estaba ansiosa por ver a mis mejores amigos y sobre todo a Isaac, él ha sido mi amor platónico desde que llegué a la secundaria.

Anteriormente yo vivía en New York, ahí nací. Pero todo cambió cuando tenía 10 años, a papá se le ocurrió la magnífica idea de irnos a otra ciudad.