"Relata ___. Capítulo 1: Sorpresa"
Tanta búsqueda para nada, para ver todos los carteles del lado que decía "cerrado" maldecía a quién me había mandado a buscar algo de comida. ¿A quién se le ocurriría mandar a alguien como yo? Si, la tal y muy torpe de mi tía. Se creía que no me daba cuenta de sus planes, mandarme a tomar frío mientras ella frente a la fogata con sus típicas pantuflas rojo opaco y su bata de lujo con el celular en la oreja apostando y tratando de sacarle dinero a cualquiera que se le pasara por el frente. Era capaz de revisar hasta mis bolsillos. Cómo mi madre pudo dejarme con esta loca obsesionada con el dinero, pero como la culparia. No tenía derecho, o si? En fín, en esta situación la tenía! Joder, moría de frío, los 5 abrigos que llevaba encima mas la camperota, no eran suficiente, no para mí.
Mientras caminaba por el costado de la calle mojada por las pequeñas gotas que caían del cielo gris y triste miraba por los ventanales de todos los negocios que se cruzaban por mi camino y vista.
El dinero que me había sido entregado estaba en mi bolsillo junto a mi mano que parecía de plástico, apreté el dinero con fuerza recordando ser mandada por mi tía.Seguía recorriendo las calles, estaba cansada y devastada hasta que por fin vi un auto amarillo desgastado, con un cartel que decía "Taxi" las letras estaban algo borrosas, con las luces algo opocas y cortadas por las pequeñas gotas. Era mi oportunidad para irme a casa, rogaba que no estuviera ocupado.
Levanté mi mano y la moví de un lado a otro cómo si se me estuviera prendiendo fuego, sentí mi típica estupidez al momento.El taxi se iba acercando, sonreí victoriosa, al menos mis monadas le habían llamado la atención.
Me acerqué al auto pero por mi sorpresa me pasó, frunci el ceño, acaso era una broma, alcancé a ver que no estaba ocupado. No iba a quedar así, no después de haber caminado tanto, no, no, no y no."Oiga" grité agudamente mientras una bola de nieve pegaba con la ventanilla de la parte de atrás del auto, los segundos que tardé en armarla no contaron de tan rápido que había sido en ese momento.
El auto amarillo se paró de inmediato, las luces rojas de atrás indicaban que iba a hacer marcha atrás, tragué saliva en seco, ahora faltaba que se molestara me de una golpiza y aparezca en las noticias (en las pocas noticias de este lugar) muerta. Se detuvo frente a mí, tenía miedo de subir, me sobresalté con el bocinazo que el mismo auto provocó que mis timpanos se rompieran casi literal en ese momento, ¿tanto tiempo me había tardado en pensar? No lo creo.
Acerqué mi mano a la puerta del auto para abrirla, fue algo difícil de abrirla, parecía congelada. Al abrirla con lentitud, me adentré al mismo con algo de inseguridad. En casos así, la inseguridad me sobraba. Entré y decidí dejar la timidez a un lado, sonreír y por fin ser amable por haber parado aún que sea por obligación.
"Buenos días señor" mencioné tratando de no ser ordinaria. Esperé que ese hombre contestara, pero no lo hizo, lo que la situación se puso más incómoda. Hice una mueca tratando de sobrepasar el momento indignante que nos rodeaba. "A la zona norte" dije lo más ordinaria que pude esta vez, contenta de mí hice un movimiento con mis hombros y me acomode en el aciento con cuero negro rajado en varias partes y con un olor bastante desagradable, típico.
Aseguré más mi abrigo, froté mis manos e hice un gesto con mis labios indicando el frío. El taxista no era capaz de prender el aire caliente. Miré por la ventanilla donde enormes gotas raspaban el cristal, mi respiración cálida más la del taxista hizo que surgiera ese vapor sobre los cristales de las ventanillas. Mordí mi labio tratando de retenerme a escribir algo sobre él como si mi dedo fuera una pluma mágica, mi dedo se iba acercando más y más, apunto de crear una obra maestra, era una obsesión desde niña al tener que hacer eso pero, por mi oportuna desgracia el taxi se paró justo frente en mi casa, maldecí por mis adentros por no haber logrado mi pequeño crimen sobre el cristal.
El taxista me miró tras el espejo esperando a que le de su dinero y por fin marcharse, saqué de mi bolsillo un par de billetes algo rotos y con aspecto viejo, sólo parecía ya que cuando había salido de casa agarré rápido el dinero.
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Alma Fría [Justin Bieber & Tú]
CasualeUna historia que recién comienza, no necesita ser descripta, necesita ser descubierta a maedida de cada episodio. Ésta es tu historia, tu sabrás como termina... Aguarda silencio y deja que suceda.