Another Son

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Unas cuantas semanas pasaron desde su llegada, verla entrar y salir de su habitación se volvió tan constante que trataba de no fijarme en ella para concentrarme en mis esculturas. Su sonrisa torpe cuando pedía disculpas solo me hartaba, evitaba decir una palabra de más que se escuche inadecuada ya que ella merecía respeto. Vivir teniendo que aguantar a la novia de mi hijo no es algo bueno que digamos, siento que en cualquier momento rechazaré su relación con Adrien haciendo que vuelva por donde vino... Por mientras, trataré de pensar en lo que hago, necesito crear nuevas esculturas que valen demasiado dinero.

Nos encontrábamos en un miércoles tranquilo, el sol pasaba detrás de las ventanas a las dos de la tarde después de una agradable comida. Adrien estaba con su amada en el parque lo que me daba tiempo de seguir esculpiendo algunas cuantas cosas pendientes.

Suspiré pensando sobre mi hijo, de verdad nunca creí cargar con una... cuarta responsabilidad. Resultaba agotador al pensar que ella rodeaba la mansión escuchando su risa en este lugar. Una vez terminé saliendo de casa con tal de no verla rodar abrazada del rubio ojiesmeralda platicando de secretos que no son de mi agrado escuchar.

Como sea, esculpir no se hace solo, necesita alguien que trabje en hacerlo como hobbie principal, incluso tendría que despejar la mente en algo productivo. Me tocaba hacer ese simple esfuerzo de trabajar en lo que me gusta, sin embargo, esa pasión cada vez se disminuye a medida del tiempo va pasando, parezco vulnerable a las situaciones de la vida. Era un hermoso día desperdiciandolo en este trabajo, eso tenía en cuenta, antes de que sea tarde tenía el simple labor de entregarlo y tengan que venir a recoger la escultura.

Modificaba un poco la cintura de piedra al igual que sus orbes grisáceas. Los pies eran finos y frágiles que en un golpe desconecntrado se haría pedazos volviendo a comenzar, ponía toda mi atención en este trabajo donde la arquitectura tomaba un papel fundamental en esto. Observaba con cuidado planeaba en mi mente una mujer de tal vez cabello plateado rizado, mentalizar su figura fina como la de mi ex esposa. Vaya que tenía tanta nostalgia a la hora de esculpir, hace tiempo que no esculpía a cuerpo completo, valía oro si lograba no tener errores en cualquier espacio.

Así estuve casi toda la tarde, estaba cansado y la espalda se me encorbó un poco al estar casi dos horas y media estructurando la escultura final. Tomé un descanso, no quedaba más que poner una base para dar este trabajo como concluído. Dí una bocanada de aire y salí tranquilo acomodando mi corbata que se encontraba desarreglada al igual que mi chaleco observando a la mujer que esperaba impaciente afuera del pasillo. La miré de arriba abajo inexpresivo, nos tomamos un tiempo en tomar un tema de conversación hasta que escuché su voz fría inundar mis oídos.

—Señor...—la pelinegra correspondió a hablar—. Tiene una visita especial de hace tiempo, viene buscando a la señorita Kutov...

—¿Visita especial? —pregunté intrigado meneando mi melena rubio cenizo.

Afirmó mirando los papeles recta que traía en mano, al parecer había llegado un recibo y Natalie se encargaba de pagarlo y las tareas del hogar como archivar archivos y escribir los documentos faltantes en la cuenta del banco.

—Será mejor que le dé la bienvenida, por favor, no se altere—avisó antes de retirarse.

Asentí con la cabeza, por lo menos podía recibir a una invitada de mi empleada sin saber quién sea. Pero ella tenía todo el permiso mientras sea de nuestra clase, conociendo a mi repostera tal vez sea alguien refinada, sin embargo, me sorprende que se dé la resignación de invitar a alguien anhelando que no sea un novio que tenga que pasar toda la eternidad en la mansión, estaba harto de parejas.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2017 ⏰

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