La ruta del burro primaveral. Parte I

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Burradas a evitar al comienzo de tu novela.


No presumo de cumplir mis promesas. A veces he quedado mal. Pero, esta es una de esas veces en que los siete planetas se alinean con el sol para crear un eclipse eterno en la Tierra... Perdón, estaba viendo la saga de Hades cuando me puse a escribir. Juro que no vuelve a pasar.

Vengo a cumplir mi amenaza y mostrarte las burradas que debes evitar a toda costa en el primer capítulo de tu novela. Luego, te daré buenos ejemplos de cómo iniciar. Y haré lo mismo con los capítulos restantes. ¡Bienvenido a la ruta del Burro Primaveral!

1. El pronóstico meteorológico para hoy. Este es un clásico. Iniciar con "Era una noche tormentosa y oscura" es lo peor. A nadie le interesa el clima en Timbuctú la noche en que ocurre un magnicidio. Punto. Incluso es malo aun si tu historia transcurre en un barco atrapado en un ciclón o con el protagonista en una playa durante un maremoto; hasta en esos casos no es bueno que la primera frase consista en una descripción del tiempo. ¿Por qué deberías evitarlo? Simple: no engancha al lector y solo darías vueltas antes de narrar lo que al lector le interesa.

2. En resumidas cuentas... no resumas aún. Otro mal inicio es hacer un resumen para comenzar la historia. Valga un ejemplo más que mil explicaciones:

"Lucielle Fharb —o Lucy, como le gustaba que la llamaran— vivía sola con su padre, Hegbert, en el distrito de Olswedish, que era la parte más antigua y pobre de la ciudad capital de Soteria y la cual a su vez era el reino más poderoso del mundo de Eruwa. Solía ser muy atolondrada e impuntual en consecuencia pues olvidaba compromisos importantes a menudo. Cuando tenía siete años, ella y su madre contrajeron el mal Strikler; se salvó gracias a un medicamento inventado por el doctor Deidrel Kemper aunque su progenitora no corrió igual suerte..."


¿Estás bostezando? No te culpo. La función del resumen es contar las partes que no son esenciales para la historia. De hecho, el resumen anterior (o una parte de él) podríamos colocarlo en capítulos posteriores. ¡Pero no al inicio!

Ahora veamos el siguiente caso: 

"Lucy contemplaba la marca en su mano derecha. Parecía un tatuaje con forma de estrella de siete puntas. La cubrió con vendas, como cada mañana, porque lo último que deseaba era que alguien más del cole la notase, sobre todo esa odiosa de Isa Kemper. La imaginaba yendo directo a la oficina de la rectora para delatarla: "Señorita, Lucielle Fharb se tatuó la mano". La coartada del vendaje al menos despistaba a los prefectos y a sus compañeros de clase. Creían que era una cicatriz fea. Pero, nunca imaginó que Arda, su mejor amiga, se enfadaría con ella por no explicarle cómo obtuvo la marca o qué significaba. Tal vez la señora Gütermann sabría cómo quitársela. Iría a verla como a las tres, después de clases..."


Tal vez parezca más largo, pero ha sido todo un cambio ¿no? Ahora nos hemos introducido en la acción y tenemos algo que nos intriga. Si encontraras una historia con este comienzo, ¿seguirías leyéndola? Comenta qué te pareció.

3. El inicio que se eterniza. Tenemos a un protagonista que despierta, se baña, se viste, desayuna, va la oficina, trabaja, ve porno en el computador, va al sanitario a estrangular al ganso... y allá, como por la página 50, ocurre algo interesante que al fin lo arranca de su rutina y le hace vivir experiencias increíbles. Por increíble que parezca, este tipo de inicio ¡tiene un hijo!

4. "Me desperté una mañana" o el inicio que se eterniza Jr. En mi tierra hay un refrán que dice Hijo de tigre, pintito. Pues bien, al igual que el caso anterior, tenemos una historia que principia cuando el protagonista se despierta porque el sol se coló en su cuarto o porque el despertador y su horrible timbre (ah, tiene que ser horrible) hizo muy bien su trabajo. ¿Qué tal si para variar lo despertamos a media noche con una explosión? La diferencia entre este nene y su padre, es que la acción ocurre durante el desayuno o antes de vez en cuando. Este es el comienzo típico de las novelas de mi adorada Rayita. Sólo conozco una excepción en donde se maneja de manera efectiva: Sándwich de dragón, del excepcional MarcSpenctish.

5. Un sueño... o peor, que toda la historia sea un sueño. Sin duda, el peor engaño para el lector. ¿Por qué no ser honestos con él? Ya discutiremos esto más delante. Pero, déjame advertirte que iniciar con un sueño puede confundir a muchos lectores o, en el mejor de los casos, disminuir su interés porque saben que no leen algo real.

6. Empezar describiendo al prota. Claro que no estoy en contra de las descripciones. Lo malo es que el inicio no es el mejor lugar para ello. De hecho, este es un defecto muy común de las novelas de rayita. Fíjense.

Hola, me llamo ____ y soy así *link*

No. En realidad es así, porque ni siquiera se molesta en hacer una descripción decente:

 En realidad es así, porque ni siquiera se molesta en hacer una descripción decente:

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¡Olam santo, llévame a tu Reino Sin Fin!

7. El inicio retrospectivo. Luego luego introducen un recuerdo... o lo primero que lees es un recuerdo. O bien, toda la historia es un recuerdo. Más o menos a lo Forrest Gump, pero versión pirata. He oído decir que este amigo tiene un mellizo malvado: ¡El inicio en el futuro! Sólo que no me lo han presentado.

8. Clases de filosofía. Si pretendes dar una moraleja, no lo hagas nunca... mucho menos en el comienzo. Mejor deja que  la descubra el lector. No es tonto.

9. Reflexiones al principio. Poner al protagonista a reflexionar en la inmortalidad del burrapo al principio es demasiado abstracto, además de que tampoco te introduce a la acción de la historia que quieres contar.

10. Por este me van a apedrear y muchos se rasgarán las vestiduras: que el primer capítulo narre una explosión atómica o como empezó el apocalipsis zombi o con el diagnostico de una enfermedad incurable del prota... Es interesante saber cómo se desató el fin de la humanidad, aunque no creo que ver a un grupo de científicos intentando encontrar una cura al cáncer y que les falle sea precisamente interesante. Pero, podría mejorar si se desvela poco a poco, ¿no crees? El fallo en esta clase de inicio es que ya está demasiado visto. Es cliché. ¿O es Resident Evil?

11. Empezar a mitad de un diálogo.... Y más si no aportará nada a la historia.

12. Tener que chutarnos un prólogo. ¿Quién lee los prólogos? En especial si sólo contienen explicaciones.

Si planeabas iniciar tu novela de alguno de estos modos, estás muy a tiempo de cambiarlo. ¿Conoces algún otro que no haya mencionado? Ponlo en los comentarios. Recuerda el lema del ejército de Elpis: Sin miedo, sin piedad, sin fallar.

¡Gracias por tu atención!

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