La ruta del burro primaveral. Parte final

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Y aquí se acaba. Brindemos con cerveza fantasma y maíz Walla Walla para celebrar.

Sin duda es un buen punto para mirar hacia atrás y ver cuánto hemos avanzado. ¿Es mucho o poco? Si has tenido la paciencia y el atrevimiento de continuar hasta aquí, puedo asegurarte que probablemente ya tienes claras las ideas para tu historia, tu trama y el mapa argumental. Si no tienes ni la trama... pues qué flojo eres. ¡Órale! ¡Sáquese a trabajar, filisteo!

Si has sido observador, de seguro notaste que te he dado métodos para iniciar tu novela y sus capítulos, igualmente para mejorar tu redacción y mantener el interés del lector durante el desarrollo, además de ver cómo terminarlos. Eso sin mencionar que también estoy por develar cómo cerrar tu libro de manera decente. Pero, no he hablado de escribir el primer capítulo. ¿O ya lo hice? ¡Caray! ¿Dónde puse esas pastillas para la memoria? El caso es que primero necesitas quemarte con leche para que le soples al jocoque. Dicho sin mexicanismos: reírte de lo que no se debe hacer afianzará mejor el aprendizaje; lo recordarás casi sin querer cuando conviertas tus resúmenes en capítulos reales. No se diga a la hora de escribir el final.

¿Todavía quieres saber cómo escribir un buen final para tu novela? ¡Me extraña que no me creas loco aún! Pero, intentaré complacerte.

Empezaré diciéndote: no olvides el mapa argumental porque la mejor forma de escribir el final es idearlo desde el principio de la historia. El mapa de argumento te ayudará a tener claro cómo te gustaría terminar tu novela desde antes de empezar a escribir. Claro, puedes cambiar cuanto gustes en el trayecto y eso es de esperarse.

No temas sacrificar. Si un personaje que te gusta mucho debe morir para completar la trama, mátalo. Si algún acontecimiento que te parece gracioso no cuadra con la parte final de tu historia, quítalo. Si tienes que dar un giro inesperado, dalo sin preguntarte si a los lectores les gustará; sólo asegúrate de saludar a vero antes... vaya, que sea verosímil. Y hablando de eso... olvídate del deux ex machina. ¿Recuerdas cuando superman invirtió la rotación de la Tierra para volver atrás en el tiempo y revivir a Lois Lane? ¡Todo se arregló mágicamente! Y de una forma sin sentido, considerando las leyes de la física. Si no sabes cómo terminar, no recurras a milagros por los que renuncie renuncies a la lógica de tu historia. Si llegas a necesitar un milagro y no tienes idea de cuál, es probable que no estés siguiendo un plan para escribir tu novela o éste no sea adecuado. Debí decirte esto al principio: el término deux ex machina se originó en el teatro griego y romano; consistía en que un actor entraba al escenario e interpretaba a una deidad para resolver situaciones o dar giros a la trama.

Tampoco seas previsible. Los mejores finales son aquellos que nadie espera. Si bien esto resulta muy difícil, no es imposible. Si quieres dar un giro de 180 grados a la trama, procura que sea verosímil. Que las piezas de la trama encajen a la perfección pero, al mismo tiempo, nadie espere que encajen de la forma en que lo hicieron.

¿Quieres un último consejo? Si tu historia forma parte de una saga, recurre a un final en suspenso o da un adelanto del siguiente libro. Valga el spam... perdón, el ejemplo: mi novela insignia, el Sueño de los reyes, no concluye cuando Nayara y Derek recupera su lugar como herederos legítimos del trono de Soteria ni cuando Leonard Alkef vuelve a la Tierra con su familia. Eso es lógico. Pero el final corre a cargo de Erik, un personaje secundario hasta ahora. Simplemente decide confrontar a su tío Yun, quien es su único pariente vivo, para que le cuente la verdad acerca de sus orígenes. Éste viejo al principio le cuenta las mentiras de siempre... pero se ve obligado a revelarlo todo con una simple pregunta: Mi espada sagrada me llamó Teslhar hace unos días. ¿Qué o quién es Teslhar? Pues Teslhar es él mismo: un príncipe arriano criado en Soteria, lejos de la influencia de Helyel, el cual lo derrocará cuando llegue el momento... y el infeliz de Erik creyó toda la vida que era un mortal común.

Bueno, hemos llegado: Almacenes el Pony Pisador. Compraré agua en polvo, frituras y polvos de calavera que mi suegra me encargó para una poción. ¿Vienes?


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