Mi Confusa,Complicada y Extraña Relación con Levi.

Sentimientos

Sus pasos resonaban por el pasillo, con cada paso nervioso que daba, la noche anterior habia sido un tanto confusa, pero fue de su agrado, a pesar de todo, estaba feliz por como resultaron las cosas entre el y el rubio.

''Por favor, no digas nada, ¿ok?'' le pidió esta mañana, quien accedió de mala gana, el deseaba que todos ya supieran lo que siente, pero sabe que el moreno prefiere tomar las cosas con mas calma.

¿Que le voy a decir? - se preguntaba al caminar - Digo, ya paso casi un mes, ¿estará enojado por que no le escribi? - sus dudas y temores tenían base, Levi es una persona bastante incierta y complicada, aunque Bertholdt ha visto su lado amable, a pesar de toda esa seriedad y furia que puede desplegar cuando algo en verdad le irrita o molesta.

El ramo de flores frescas en sus manos perfumaban el pasillo del hospital, normalmente con olor a medicamentos o a sangre en el peor de los casos - ¿Le agradaran? - se pregunto, acomodando un poco mas el ramo que tenia encima.

¡HOLA BERTHOLDT! - le gritaron por la espalda, casi tirando las flores al piso.

¡Ahhh, no hagas eso Hanji, por favor! - se quejo el moreno, ya transpirando por el susto que había recibido.

Jajajaja, lo siento, no quise asustarte...¿eh?, ¿acaso esas son? - pregunto Hanji, poniendo una mirada pervertida.

¡N-No es lo que tu crees!

¿Ahh no?, vamos, si te gusta el enano no pasa nada, en serio, jejeje.

¡Ahhh, no es eso!

Si claro...

¡Que no!, S-Solo voy a verlo...

Aja, ok...bueno, ¡nos vemos! - vocifero la chica de gafas, desapareciendo tan rápido como apareció.

Respiro hondamente, preocupado por lo que le iba a decir a Levi, mas ahora que Hanji le había dicho todo eso, dio la vuelta y siguió su camino.

¿P-Puedo? - pregunto el moreno, abriendo un poco la puerta, sorprendido al ver a un Levi con su pierna enyesada y un intento de plumero casero en sus manos, limpiando un rincón de la habitación - ¡¿Levi, que haces?!

Tsk, no puedo reponerme con esta mugre de cuarto - respondió, dando saltos con su pierna sana a otro lado del cuarto, intentando limpiar con su plumero casero - hazme un favor y tráeme una escoba, lavandina, rejilla y un plumero de verdad, esta cosa ya no me sirve - ordeno.

¡Pero no puedes limpiar así!

Tsk, haz lo que te digo.

¡Que no! - dijo Bert, soltando algunas lagrimas - ¡No puedes estar así, tienes que descansar! - reclamo, conteniendo las ganas de llorar.