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Abrazo.

Hacía mucho frío. Nada raro en el lugar donde nos encontrábamos.

Yo salí al baño. Tú estabas en el campo jugando con un balón.

Te mirabas muy atractivo y yo solo te sonreí.

Me llamaste y fui. Reímos por lo torpe que yo era con el balón.

Me iba a ir, tenía mucho tiempo de estar afuera y no quería tener problemas.

Entonces me llamaste y dijiste que tenías frío, una pequeña mentira... Nos abrazamos.

Fue extraño, pero me gustó. Ahí me di cuenta que quería estar en tus brazos siempre.

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