Like A Fool

CAPITULO 5

La primera semana del curso había sido normal para mucho, pero para Tzuyu fue algo más que solo la típica primera semana.

Era la primera vez que en el primer día hacia tres amigas y si, podía llamarlas amigas porque ya se había creado ese lazo; en especial con Jihyo. Esta chica le había dado la oportunidad de experimentar lo que era tener algo parecido a una hermana mayor y el llegar a pertenecer a un grupo con más personas al ofrecerle vivir con ellas.

-Nos bajaremos en la siguiente tienda.

Comentó la madre de Tzuyu al verla como su mirada se posaba en la tienda de conveniencia que acababan de pasar. La chica asintió mirando a su madre y continuó observando el exterior.

Iban camino a esa casa que Jihyo les había mostrado, y a pesar de no demostrarlo, se encontraba nerviosa. ¿Realmente lograría esta vez llevarse bien con más personas?

Mientras tanto Mina se encontraba junto a Nayeon, trataba de ayudarle a cocinar lo que Sana dejo pendiente.

-Siendo japonesa, para ti debe ser más fácil preparar algo japonés.

Dijo la mayor sin saber que estaba pidiéndole ayuda a quien tardaba el doble de tiempo en hacer tan siquiera un sándwich tan sencillo con solo pan, jamón, pan.

-¿Dónde está Sana?

Mina miraba a su alrededor, conocía los ingredientes para preparar sopa de miso, pero no tenía una receta que seguir. Eso la desesperaba.

-Fue a la tienda con Momo.

La que respondió fue Jeong, que venía al rescate de la pelirroja; el padre de la tomboy era un chef, por lo que la chica conocía un poco sobre todo en cocina y la sopa de miso era algo que podía hacer, ya había visto días atrás a Sana hacerla.

Cierto par de niponas se encontraba ya en la fila para pagar, pero una de ellas se percató de algo al ir dejando las cosas en el mostrador para esperar su turno.

-Momo, ese no es el kétchup que le gusta a Mina.

-Lo sé, pero no hay del otro.

-No hay o no buscaste.

La rubia solo sonrió grande, casi cerrando los ojos y encorvándose. Con ese gesto Sana lo supo y se limitó a suspirar.

-Ya vuelvo.

Salió de la fila dejando a la otra. Corrió por el pasillo principal hasta donde debía estar aquel aderezo que tanto amaba su otra mejor amiga. Para su desgracia, lo habían colocado hasta arriba del estante.

Pensó en dar un brinco, pero no confiaba en su habilidad física, pues podría terminar soltando la botella o tirando el resto. Mejor optó por pararse de puntas y ver si lo lograba.

-Porque justamente hasta arriba. No, porque justamente le gusta solo la de botellita de vidrio, bien podría llevar de la de plástico o la bolsa, pero no, a la pingüina le gusta la de vidrio.

Se quejaba en voz baja en lo que luchaba por estirar un poco más su brazo y sus dedos; un poco, tan solo un poco más y la botella sería suya.

-Aquí tienes.

Escucho al tiempo que sentía lo fresco del vidrio en su mano, no dudó en sostener la botella y mirar hacia aquella alma tan generosa, al hacerlo quedo muda.

La chica a su lado era alta, como una modelo o por lo menos eso creía Sana, tez morena, algo inusual al igual que sus rasgos, sus ojos oscuros pero brillantes, no pudo retirar su mirada de ellos.