CAPITULO 10

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Domingo por la mañana, esta vez cada miembro de la casa estaba despierta para ayudar en la limpieza, entre nueve fue mucho más rápido; todo lo era, desde hacer las comidas, hasta el aseo.

El día estaba ya planeado después de eso, así que lo siguiente en la agenda era ducharse y cambiarse a algo más casual; excepto por Sana, ella se puso un pijama para volver a dormir un buen par de hora.

El hambre fue lo que la despertó, sin más bajó hasta la cocina en busca de algo fácil, optó por un sándwich que partió a la mitad para comer de manera más cómoda.

-Pensé que ya no despertarías hasta la noche.

Comentó Mina entrando a la cocina para beber un poco de agua y tras ella entró Nayeon a hacer lo mismo del vaso de la japonesa.

-Planeaba hacerlo, pero el hambre me atacó. ¿Van a salir?

Miró a ambas chicas que llevaban colgando unos bolsos pequeños a un costado.

-Si, Minari y yo tenemos un sentido de la moda similar y me acompañara a comprar cositas nuevas.

-Oh.

-Te hubiésemos dicho que fueras, pero no quería despertarte.

Su compatriota agregó después de la mayor al ver esa expresión por parte de la rubia.

-No hay problema. ¿El resto?

-Jihyo y Dahyun fueron a la escuela, algo del consejo.

-Momo y Jeongyeon salieron a algún lugar extraño.

-Chaeyoung fue a su casa, sus padres vinieron por el día.

Explicaron Nayeon y Mina de manera correspondiente, terminando con una sonrisa de lado de la pingüina que entendía la expresión de duda en la cara de su mejor amiga.

-Arriba en su habitación, creo que hace tarea.

Nayeon comprendió de inmediato a quien se refería y solo rio para tomar del brazo a la pelirroja y comenzar a caminar.

-Nos vamos, que no quiero desperdiciar el día.

-Vayan con cuidado.

Se despidió Sana al tiempo que tomaba el plato con las dos mitades de sándwich para subir a prisa las escaleras hasta la habitación correspondiente de la líder de la casa y la maknae.

Dio un par de toques suaves, los cuales fueron seguidos por un suave monosílabo indicativo de que podía pasar.

Tzuyu se encontraba en su escritorio, leía algo que Sana no entendió y sabía el por qué, ese libro estaba en chino, literalmente.

-Hola pequeña.

-Hola unnie.

La menor la miró con una clara duda.

-Ah, te traje esto.

Dejó el plató a un lado del libro y sonrió tan grande como pudo.

-Gracias... ¿Por qué una mitad esta mordida?

Cierto, ya había dado una mordida en lo tenía esa breve conversación con Nayeon y Mina.

-Porque esa mitad es mía y la otra tuya... ¿Qué lees?

Notó el cambio del tema y decidió responderle.

-Poemas y proverbios chinos, mi nana me lo regaló antes de que volviera para iniciar el semestre y hasta ahora me puse a leerlo.

-Ya veo. Seguro vienen bonitas cosas, ¿no?

Tzuyu asintió. Deseaba poder enseñarle, pero Sana no entendería. La otra opción era leerlo, pero su cuerpo comenzaba a comportarse de manera extraña con esa idea.

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