Llegué a casa, me lancé en la cama junto a Ally, y ambas soltamos un suspiro agotado.
«¡Vamos de compras! ¡Será divertido!». Ajá, sí. ¿En qué estaba pensando cuando acepté eso? Jesy, Leigh, April y Perrie parecían poseídas de las compras últimamente. Corrieron por todo el centro comercial como dementes por tres horas, y luego de que las cuatro quedaran satisfechas con todas las compras que habían hecho, nos pudimos ir a casa.
Ellas a la de Perrie para desfilar y ver lo que habían comprado; yo a la mía junto a Ally para descansar. Y Ally estaba igual, o más, agotada que yo. Mi pequeña había estado soportando a cuatro dementes por tres horas; demasiado por un día.
-¿Tienes hambre?- le pregunté a mi pequeña mientras me incorporaba en la cama.
-Tengo sed- admitió mirándome con sus ojos bien abiertos.
Sonreí, asentí y le dije que iría por un poco de agua a la cocina. Ella soltó un suspiro de alivio y felicidad cuando le informé aquello. Salí de la habitación y crucé la solitaria sala.
Recordé a los chicos y su celebración de tarde de chicos en la casa de Jesy. Me encogí de hombros al recordarlo. Mejor. Les faltaba pasar tiempo juntos y a solas. Los hombres necesitaban su espacio, las mujeres el suyo. Todo bien claro.
Pero lo que no me quedaba «bien claro» era por qué Harry, siempre que estábamos en el mejor momento, debía irse por un asunto del trabajo o porque le enviaban un mensaje sobre que tenía una entrevista.
Era mi esposo, era el hombre que amaba. Pero últimamente era de lo más irritante pasar tiempo con él y me daban unas ganas inmensas de golpearlo con una botella de vidrio para que sangrara, sufriera y aprendiera por las malas que dejara de meter trabajo en horas de familia.
Saqué una botella de agua helada del refrigerador, serví dos vasos y le fui a entregar uno a Ally a la habitación. Ella al ver los vasos de agua en mis manos, saltó de la cama de inmediato y se bebió todo uno de ellos de golpe.
-Gracias- dijo aliviada devolviéndome el vaso.
-¿Quieres el mío?- cuestioné extendiéndoselo.
Ella asintió alegremente y se adueñó de mi vaso de agua, mientras que yo iba a la cocina nuevamente a servirme otro para mí.
Mi celular sonó y el ruido hizo eco en toda la casa. Lo cogí y contesté la llamada mientras me servía mi vaso de agua. Era Zayn.
-¡Hola, Jade!- exclamó alegremente él.
Habían ruidos y gritos de fondo: los chicos.
-Hola, Malik- sonreí mientras tomaba un sorbo de agua fresca.
Mi garganta lo agradeció infinitamente.
-Seguimos en casa de Jessica. ¿Le dices a Harold que venga? Lo estamos esperando- dijo burlonamente, haciéndome soltar un gruñido.
-Muy gracioso, JAJÁ. Deja de recordarme a Harry, sigue en la entrevista- respondí al darme cuenta de que si no estaba con ellos ni estaba en casa, debía seguir en lo del trabajo.
Pero habían pasado tres horas ya ¿no?
-Pero si me ha llamado diciendo que estaba en tu casa y se venía para acá... Pero no ha llegado- dijo pensativo, haciéndome quedar pensativa y asustada a mí.
-Eh... está bien... yo... Hablamos luego, Zayn- dije un tanto preocupada, colgando la llamada luego.
¿Y si a Harry le había pasado algo? Temblé ante aquel pensamiento. Si no estaba con los chicos, no estaba conmigo, y ya habían pasado horas desde que se había ido a la entrevista...
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More Than A Night [Jarry] {Secuela de Drunken Night}
Fiksi PenggemarSer madre, y esposa de un famoso no es trabajo fácil. Sino pregúntale a Jade.