Capitulo 6

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Brisa

8 de mayo de 2006

— ¿Estás seguro? — pregunte a Emiliano

— Si, ambos son dos amargados. Pero ya ser culpables de dejar en la calle a niños, es mucho. Eso sería monstruoso –impactada Rocío

— No hay dudas chicas, ellos son los que tienen el terreno. Ellos ofrecieron el doble de lo que ofrecí y se quedaron con el terreno. Son ellos los que están obligando a desalojar sin importarles nada.

No podía creer que existiera gente así, con el corazón tan duro, esto ya no es ser amargado, es estar podrido por dentro, es ser un muerto en vida.

— Ese tipo no esta amargado, esta seco por dentro, no tiene alma — Mis ojos están llenos de lagrimas

— Lo que más me duele Bri, es que tienes razón — Me dice Ro mientras me abraza

— Chicas, se que quizás no estén de acuerdo, pero lo mejor es enfrentarlo. Él esta tarde tiene la presentación del proyecto a los Medina, creo que ir allí y contar lo que están haciendo puede servir, obviamente seguiré buscando un lugar para que tanto los niños como la hermana Suplicio puedan estar.

— Estoy de acuerdo. — Miro a Ro — Perdóname, pero creo que es lo mejor. Tu hermano es un ser sin corazón. — Intento contener mis lágrimas, me dolía el alma de que los niños fueran separados por él, un ser sin alma, capaz de todo por el vil dinero.

— No tienes que pedirme perdón, es la realidad. — Toma aire para poder contener las lagrimas y poder hablar. — También estoy de acuerdo, es más, creo que después de salir de allí debemos hablar con la empresa, contar como se manejan. Dejarlos al descubierto.

Asiento, se que todo esto que están haciendo, tarde o temprano se les vendrá en contra.

Mientras ellos organizan todos los detalles, yo me escuso para ir al baño, no me sentía bien, fui a mi cuarto, de la cartera saque un frasco de pastillas, fui al baño y tome una. Respire hondo un par de veces, volví al cuarto, guarde las pastillas, volví al living.

— Bri ¿Estas bien? Te noto rara — Me dice Ro

— Solo estoy preocupada — Trato de sonar lo más sincera posible

— Si, yo también. Me preocupan los niños, no puedo creer que por los amargados que tengo de hermanos, ellos puedan ser separados.

— Mientras yo tenga vida eso no pasará, no voy a dejar que pase eso. — Aseguro

— Voy a hacer hasta lo imposible para que eso suceda — Me dice Emiliano, se levanta del sofá y se acerca a mí — Voy a hacer todo y más, para que los niños sigan todos juntos — Me abraza y yo a él.

Hablamos un rato más, Emiliano sigue intentando solucionar el tema, si él no lo hacía a la tarde, lo haría yo, no pienso dejar que separen a esos nenes.

Una y media nos ponemos en camino a Ayala Inversiones, pensamos estar allí a los dos en punto que es la hora de la reunión, pero el tráfico y un desvió de calles por un accidente, hace que nos demoremos bastante.

Al llegar, la secretaria no nos quiere dejar entrar, pero entramos igual, están todos reunidos con sonrisas en sus rostros, mientras hay niños que lloran porque se quedan sin su hogar, son de lo peor.

—Discúlpeme señor, pero no pude detenerlos — la secretaria suena preocupada, seguramente debe temer que ese ser sin corazón la despida

— ¿Con qué derecho entran a mi empresa y a la sala de juntas de esta manera? — Nos pregunta con mucha soberbia, característica en él.

Que me alcance la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora